Magia, cerebro y memoria: el valor neurocientífico del asombro
Abracadabra, branding

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El efecto «wow», tan buscado en experiencias de marca, tiene una base científica sólida. Cuando presenciamos algo inesperado —como un truco de magia—, se activa la amígdala, el centro del cerebro que procesa las emociones. Esto, a su vez, fortalece las conexiones con el hipocampo, responsable de almacenar recuerdos. En otras palabras, lo que nos emociona, se queda con nosotros.
La magia actúa como un atajo hacia la memoria emocional. Su capacidad para romper expectativas y generar asombro no solo entretiene, sino que potencia la retención del mensaje corporativo. Esto convierte a los magos en algo más que animadores: pueden ser aliados estratégicos de la comunicación interna y externa.
Incluso grandes marcas como Tesla han integrado este principio en su diseño de experiencia de usuario. Algunas funciones de sus coches —como los «Easter eggs» en la pantalla— se activan tras cierto tiempo de uso. Esta estrategia busca recompensar la exploración y sorprender, generando una conexión emocional duradera con el producto. ¿No es eso lo que buscamos también en un evento?
Cuando el asombro comunica
En conversación con los magos Xavi Cabezas y Santi Marcilla, descubrimos algo más profundo que sus números de magia: una sensibilidad hacia la transformación del propio formato del evento. Ambos coinciden en que el público ya no busca solo entretenimiento, sino experiencias con propósito, personalizadas y con un papel activo del asistente.
Xavi Cabezas, que lleva años explorando cómo integrar narrativa de marca en sus efectos, habla de cómo la magia puede dar forma visual a conceptos abstractos como la innovación o el cambio. En uno de sus eventos, por ejemplo, usó una tablet que desaparecía y reaparecía rediseñada para ilustrar una transformación digital. Ese tipo de gesto visual ayuda a reforzar mensajes de forma intuitiva, especialmente en contextos corporativos cargados de datos y presentaciones lineales.

Xavi Cabezas – Evento de Guinness
Por su parte, Santi Marcilla destaca la importancia de los formatos modulares e híbridos, pensados para ser efectivos tanto en directo como en contenidos reutilizables. Pero lo que realmente aporta valor es su reflexión sobre la participación del público: cómo implicar emocional e intelectualmente al asistente para que no sea un receptor pasivo. En un evento reciente, cada asistente recibió un sobre con una palabra clave; al final, esas palabras formaron una frase del manifiesto de la empresa. «Cuando el público construye parte del mensaje, ese mensaje le pertenece», señala.

Xavi Marcilla- Imagen de prensa
Ambos coinciden en algo clave: la magia es una herramienta para facilitar el recuerdo y la conexión, pero también un medio para provocar conversación interna dentro del evento. En lugar de simplemente llenar un hueco de programación, la magia puede actuar como disparador de reflexión, cohesión de grupo o incluso catalizador de ideas.
Del truco al impacto
La magia no es solo entretenimiento: es estrategia, emoción y narrativa. En un entorno saturado de estímulos, sorprender es recordar. Y si el mensaje de tu evento es importante, ¿por qué no asegurarte de que quede grabado en la memoria de tus asistentes?
Como nos han demostrado Xavi y Santi, la magia corporativa es mucho más que trucos: es una forma de comunicación emocionalmente inteligente. Una herramienta poderosa para cualquier profesional del sector MICE que quiera ir más allá del PowerPoint y tocar, de verdad, a su audiencia.
¿Y tú? ¿Estás listo para añadir un poco de magia a tu próximo evento?

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