DT Creativos convierte una entrega de premios en una experiencia distópica

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“La idea”, cuenta David Tazueco de DT Creativos, “era tangibilizar la puesta en escena, es decir, basarse en recursos digitales pero apoyados en soportes tangibles”. La puesta en escena no fue una simple escenografía de acompañamiento. Se convirtió en una experiencia sensorial e inmersiva diseñada para hacer reflexionar al público sobre la transición verde. El objetivo: traducir en sensaciones y símbolos el paso de una industria tradicional a otra más consciente con el entorno.

La narrativa visual arrancó incluso antes de que los asistentes ocuparan sus asientos
A la entrada, el equipo de apoyo entregaba un kit de seguridad —bata blanca y gafas—, evocando el ritual previo al ingreso a una fábrica. Al cruzar un túnel ambientado con tubos, válvulas, señalética industrial, luces tenues y humo bajo, los asistentes no solo accedían al espacio del evento, sino que eran transportados simbólicamente al corazón mismo de la industria.

El recorrido continuaba hasta llegar a unas mesas donde cada mantel imitaba una línea de producción. La escenografía principal estaba dominada por una gran pantalla central de 12m, flanqueada por muros revestidos de tuberías y cajas de luz. Todo cuidadosamente dispuesto para dar coherencia al relato: de los tonos rojos corporativos —símbolo del presente industrial— al verde que iluminó el final, representando el futuro deseado.
Para la puesta en escena, todos los elementos visuales que recreaban una central eléctrica fueron ideados, diseñados y creados por DT Creativos desde cero. La agencia se sirve de diversos medios, como la impresión en 3D o nuevos materiales y soportes que les permite realizar ‘locuras’ a nivel visual en acciones efímeras sin grandes inversiones en el proceso.



El evento arrancó con un vídeo que simulaba una avería en la cadena de producción
Ese cambio cromático no era casual. Estaba presente en los detalles y tenía su punto culminante en la proyección audiovisual. El evento arrancó con un vídeo que simulaba una avería en la cadena de producción. Sonaban sirenas, se encendían luces de emergencia, y por megafonía se pedía a los “trabajadores” (los asistentes) que permanecieran en sus puestos. Durante esos primeros minutos, la sala se sumergía en un ambiente de alerta, envolvente e inquietante.

Más adelante, elementos como una gran cortina de PVC que se accionaba desde un botón gigante —como en los almacenes industriales—, rompían el ritmo y aportaban dinamismo. Cada gesto, cada objeto, reforzaba la idea de que la transformación industrial no es abstracta, sino tangible.

La forma en la que contamos las cosas puede ser parte del cambio
Lo que se vivió en el evento no fue solo una entrega de premios, sino una especie de viaje narrativo hacia la industria que viene. La que busca adaptarse, reinventarse y reducir su impacto ambiental. Y lo hizo desde el simbolismo, la tecnología y el detalle escenográfico. Un recordatorio de que la forma en la que contamos las cosas también puede ser parte del cambio.









