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Lunares y lecciones: lo que el sector eventos puede aprender de la Feria de Abril 

Lunares y lecciones: lo que el sector eventos puede aprender de la Feria de Abril 

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Lunares y volantes, mantón, sombrero de ala ancha y clavel. Bajo un cielo de abril, Sevilla se transforma. ¿Qué tendrá la Feria de Abril que vuelve locos a locales y visitantes, y que cada año, durante una semana del mes de las flores, se roba todas las miradas… y buena parte de las carteras? Solo en 2024 se estimó un impacto económico de 930 millones de euros. Y es que todo el que se arrima a este evento casi se garantiza el éxito. Que se lo digan a Cruzcampo, que prevé servir 3,7 millones de cortadas, cañas o macetas en los cinco kilómetros de barra que ya se han instalado en las casetas del Real. Pero más allá de los datos, ¿Y si te dijéramos que este eventazo es, en realidad, un máster intensivo en eventos? Porque sí: más allá del rebujito, esto va de marca, logística, rituales, comunidad, autenticidad y de saber muy bien lo que se hace.

1. Un origen en el networking 

La Feria nació en 1847 como feria de ganado en el Prado de San Sebastián. Desde el principio fue un espacio de intercambio comercial cuya afluencia sorprendió. Sin embargo, ya al año siguiente, los comerciantes pedían mayor presencia policial porque “los sevillanos y sevillanas, con sus cantes y bailes, dificultaban la realización de los tratos”. Esa es, precisamente, su esencia: un evento que la ciudad ha hecho suyo. A medio camino entre lo social y lo profesional, la Feria ha evolucionado sin perder su carácter de punto de encuentro. Las relaciones personales y las profesionales se entrelazan en un entorno natural y auténtico, algo que muchos eventos corporativos buscan hoy día de forma artificial. Hoy sigue siendo un lugar para cerrar tratos… pero entre un fino y una risa. Moraleja para tus workshops: si consigues que tus asistentes se lo pasen bien, se quedarán. Y quizá hasta hagan negocios. 

feria de Abril
Feria de Sevilla por Joaquín Domínguez Bécquer, año 1867. Fuente: Wikipedia

2. Una ciudad volcada en la creación 

La Feria no es un festival que se monta desde un Excel (al menos no en esencia). La construye la gente. Casetas decoradas con mimo, vestimentas elegidas con meses de antelación. Empezando por la portada, que se renueva cada año inspirándose en un monumento emblemático. En 2025, por ejemplo, su diseño homenajea al Pabellón de Chile de la Expo Iberoamericana de 1929. Además, para promover el esfuerzo estético de los caseteros, el Ayuntamiento convoca cada año un concurso de exorno de casetas, reconociendo así la mejor decoración y enriqueciendo la ambientación general. Estas prácticas crean un entorno temático e inmersivo que refuerza la experiencia del visitante y a su vez incluye a la comunidad local en la realización del evento. 

3. Autenticidad frente a espectacularidad 

No hay drones. Ni pantallas LED. Ni efectos imposibles. Pero hay sillas bajitas pintadas a mano, calles de albero, música en directo y farolillos que visten el cielo en la noche. No todo lo que brilla impacta: a veces lo que emociona es lo que reconoces, lo que huele a casa. La Feria se viste de las sonrisas, de los abrazos de amigos que hace tiempo que no se encuentran, de los bailes entre enamorados con las puntitas de las narices unidas. La simpleza en la que se desarrolla el evento es el caldo de cultivo para su atractivo. En eventos, a veces menos, es más: lo importante es que lo que se muestre sea coherente, auténtico y significativo. Quizá debemos apelar a lo que se ha hecho toda la vida para seguir guardando un hueco en los corazones de los asistentes. 

Feria de Abril

4. Un evento vivo y flexible 

¿Sabías que el traje de flamenca es el único traje regional que cambia con las modas? Cada año, el estilazo sube de nivel. Como la Feria, que ha cambiado de ubicación, de fechas, de formato… pero nunca ha dejado de ser lo que es. Si bien la esencia permanece, la Feria ha evolucionado. Desde su traslado al recinto actual hasta la modernización del traje de flamenca, demuestra que la tradición no está reñida con la adaptación. Esta edición marca el regreso al formato original, con fechas que van desde el lunes a las 00:00 hasta el domingo a las 00:00. Se abandona así el modelo adoptado en los últimos años, que comenzaba el sábado a las 00:00, un cambio introducido tras una votación entre los sevillanos. Un evento de éxito sabe preservar sus códigos sin dejar de dialogar con el presente. 

5. Códigos, exclusividad y pertenencia 

Casetas privadas, casetas públicas, protocolos no escritos, guiños de complicidad entre los que “saben” cómo va esto. En la Feria hay puertas que se abren si conoces a alguien. Y eso crea deseo. En eventos no temas dejar parte de la experiencia a medio descubrir. Lo exclusivo atrae, lo misterioso engancha y quien lo vive, se siente parte de algo más grande. 

6. La logística es sexy (aunque no lo parezca) 

Gestionar el acceso de cientos de miles de personas durante siete días exige precisión suiza. 

  • 5.000 expediciones de lanzaderas. 
  • Más de 10.000 plazas de aparcamiento satélite. 
  • Circuitos peatonales accesibles. 
  • 24 horas de buses. 
  • Policía controlando accesos y sentido del tráfico. 

Un plan coordinado desde el CECOP municipal que minimiza incidencias y maximiza el flujo de asistentes. Una lección de logística para cualquier gran evento donde la experiencia empieza desde que salgo de casa. Si no lo haces fácil, no vuelvo. 

7. Alianzas estratégicas y visibilidad 

Sevilla aprovecha la Feria para posicionarse como destino. Prodetur y el Ayuntamiento exportan su imagen con eventos espejo como la “Feria de Abril en Miami” o “La Caseta del Turista”, una iniciativa para que la feria sea más accesible para los que vienen de fuera. Y las marcas también se suman al evento con patrocinios creativos como Cruzcampo, que está presente en casi todas las casetas; J&B, con autobús gratuito y la campaña #Feriemos; Legendario, con su barco gratuito y sus Remojitos; Tío Pepe, decorando el tranvía; Cabify con “Lo llevamos dentro”… Todos ellos crean experiencias de marca con sentido local. Si eres marca: intégrate, no interrumpas. Si organizas: ofrece espacios con alma, no con logos pegados. 

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