Redken traslada el ritmo 24/7 de Nueva York al centro de Madrid 

De la mañana a la noche, una experiencia en dos tiempos

Por la mañana, el espacio acogió a 25 periodistas especializados en belleza, que disfrutaron de un desayuno cuidado al detalle. Lejos de las prisas típicas de Manhattan, se propuso una pausa al estilo de una “business woman” neoyorquina: café de especialidad, bagels, tortitas, donuts y una ambientación meticulosamente personalizada —desde las tazas hasta las servilletas— para reforzar el carácter inmersivo del espacio.

Por la tarde, el loft se transformó por completo para recibir a influencers del mundo lifestyle. Bajo la luz de más de 300 velas colocadas en una gran mesa imperial, se sirvió una cena inspirada en reinterpretaciones de clásicos neoyorquinos: lobster roll con ensalada waldorf, roast beef con puré especiado y una imprescindible New York cheesecake.

Escenografía vivida, no mostrada 

Desde el inicio, el evento invitó a los asistentes a sumergirse en un relato vivido. A su llegada, un portero les entregaba las llaves del loft, como si fueran a instalarse en él durante unas horas. El espacio recreaba el apartamento de Sabrina Carpenter, embajadora de la marca, con todo lo que una estrella urbana podría necesitar en su refugio personal.

La ambientación reforzó la idea de cuidado constante. Las paredes del loft proyectaban vistas del skyline neoyorquino, alternando entre el día y la noche para subrayar el concepto 24/7. La estética general —blanco, negro y acero— evocaba el minimalismo industrial típico de los lofts de Manhattan.

Uno de los espacios más fotografiados fue la cama central del loft, decorada con un reloj giratorio cuyas agujas eran frascos del sérum. Funcionaba como photocall y anclaje visual del concepto: belleza que no se detiene con el paso del tiempo.

Cada zona del loft estaba pensada para ofrecer una experiencia distinta: un salón con música en directo donde sonaban grandes éxitos de Nueva York y de la propia Sabrina; una barra de cócteles donde las bebidas se personalizaban con el logo de Redken; un tocador/backstage para probar el sérum y recibir un peinado express.

Un relato que se sostiene en el detalle 

Más allá del producto presentado, el evento se articuló en torno a una propuesta espacial que buscó trasladar al visitante a un entorno reinterpretado. La narrativa se expresó tanto en los elementos visuales como en los tiempos del evento, permitiendo que cada asistente recorriera el espacio como si formara parte de él. 

La continuidad entre ambientación, contenidos y disposición reforzó la coherencia general, sin necesidad de recursos externos al relato. El resultado fue un entorno diseñado para ser vivido con naturalidad, en el que cada zona cumplía una función específica dentro del conjunto.