Eventos que se integran en las tradiciones: La fiesta para Scalpers que Mondolirondo montó en la Feria de Sevilla

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Scalpers presente, pero la experiencia como protagonista
El reto de este evento fue acercar a los clientes de Scalpers al origen sevillano de la marca, sin huir de los valores glamurosos que intenta transmitir. Lejos del enfoque tradicional de las activaciones de marca, aquí no hubo photobooths ni juegos de engagement. La verdadera experiencia fue vivir una noche genuina de arte, flamenco y comunidad. El evento se articuló en torno a un eje muy potente: una gran mesa central, símbolo por excelencia de encuentro, sobremesa y celebración. En ella, sobre ella y alrededor de ella ocurrió todo. Maloko y su grupo abrieron la velada con un pase flamenco que marcó el tono. Luego, una cena tipo banquete, con servicio en bandeja de plata y una mesa central vestida con claveles. Y llegó con el postre: una tarta de 4 metros servida de forma comunitaria. Una manera de mostrar la idiosincrasia andaluza “sin hacerlo” y una buena lección de marketing: un mensaje que no se impone, sino que se insinúa.

La “juerga flamenca” más glamurosa
La segunda parte de la noche transformó esa misma mesa en escenario. Entre artistas flamencos y un DJ que ofreció una sesión con sonidos fusión de flamenco y tecno, la caseta se modernizó sin perder el espíritu auténtico que le brindaban el escenario “improvisado” y los sonidos más ancestrales. De esta manera, la animación seguía el hilo de la temática y permitía no desentonar en las circunstancias de la cita aportando toques modernos.

Decoración que no pisa la tradición
La decoración se presentaba como un auténtico ejercicio de sutileza. Un take-over completo de la caseta, pero sin estridencias: pétalos, claveles, luces y detalles, que hablaban el mismo lenguaje que la Feria sin disfrazarse de ella. Según nos comenta la directora del proyecto, Ligia Solís, la dirección artística encontró inspiración en referencias como la campaña de Dolce & Gabbana primavera-verano 2012, donde la mesa se eleva a objeto de deseo. Aquí, ese simbolismo se adaptó al folclore andaluz para crear una puesta en escena que conecta con la idea principal. Además, se sumaron detalles como servilletas con el nombre de la marca escrito a mano por el diseñador Jorge Parra, que también creó los dibujos del abanico que pudieron llevarse los asistentes de recuerdo.

Cuando menos es más… si lo haces bien
No hubo una lista interminable de activaciones, ni una producción sobreactuada. Mondolirondo entendió que el mejor branded content es el que fluye con naturalidad. Que en un entorno tan cargado de identidad como la Feria de Abril, el rol de la marca debe ser el de un anfitrión con clase: presente, pero sin acaparar. Porque al final, lo que queda en la memoria no es una lona con logo ni un hashtag en una servilleta. Lo que queda es haber formado parte de algo auténtico, la experiencia a la que sometes a tus asistentes, el mensaje que transmites con ella. Como ya te contamos la Feria de Sevilla tiene sus códigos propios y el aprendizaje en este evento está en saber entenderlos, aprenderlos y abrazarlos con tu acción.




















