El Baúl de las Piqué nos anima a “desnudarnos” en su particular rave berlinesa para MAC

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Un circuito beauty para emplazar el producto
El objetivo principal del evento era presentar los nuevos labiales de MAC. Para ello elaboraron un circuito de cuatro pruebas. Nada más entrar, les recibía un espacio en el que los más osados podían colocar en sus dientes una gema al más puro estilo Rosalía. En segundo lugar, las maquilladoras de MAC maquillaban los labios de los asistentes con el lip combo de la colección de Nudes cuya combinación más les favorecía. Un espacio para potenciar y conservar el carácter de la marca haciendo que los visitantes pudieran probar el producto.



El valor de una experiencia “al desnudo”
El hecho de “desnudarse” no se usó de la manera en la que acostumbramos a usarlo. Guiándose del concepto de desnudo que se utiliza en el mundo techno berlinés, sin sexualizarse sino como una manera de conocerse, aceptarse y liberarse; la organización decidió tomar esto como una metáfora para recibir “algo más allá” de esta experiencia. Esta “desnudez” se consiguió en la tercera parte del circuito, en la que los visitantes debían confesar sus secretos, deseos o arrepentimientos ni más ni menos que sobre el cuerpo de un modelo, en el que debían pintar sus frases utilizando únicamente los pintalabios de la marca. Al convertir el maquillaje nude en una excusa para hablar de intimidad, confesiones y secretos, consiguieron potenciar la humanización de la marca y generar una conexión emocional.



Un evento sin post para Instagram
Por norma general queremos que los asistentes a nuestro evento hagan todas las fotos posibles en él para luego compartirlas en sus RR.SS. Compartimos hashtags, ponemos espejos con gorros divertidos o vinilos con frases buenrrolleras para ocupar el mayor número de fotos de perfil. Por ello, da hasta miedo pensar en un evento en el que, al igual que en muchas raves, no se permitan los objetivos. Así lo hicieron en El Baúl de las Piqué, que demostraron que el FOMO puede ser un motor igual o más poderoso que la creación masiva de contenido tapando las cámaras de los móviles de los asistentes. La experiencia se volvió más valiosa precisamente porque no se conocía fuera de las cuatro paredes de las tiendas en las que se celebró, la imposibilidad de grabar se convierte en parte del relato, si no lo puedes ver a través de tu pantalla desde tu sofá quizá merece la pena acercarse a ver qué se cuece. La única píldora de contenido que pudimos ver durante la celebración fue la última fase del circuito, en la que podían hacerse una foto con efecto ojo de pez, este sería el único recuerdo que podrían llevarse de la experiencia.


Un secreto a voces
Pero que la experiencia sea secreta no significa que no haya tenido alcance o afluencia. De hecho, para desgracia de los más curiosos, no era posible echar un ojo a qué estaba pasando desde fuera. Las tres tiendas se empapelaron de arriba a abajo con los carteles de la campaña, se apagaron todas las luces, una cortina gigante tapaba las puertas para ocultar el interior, varios porteros cuidaban la entrada al recinto y la música tecno a todo volumen ponía la guinda. El resultado fueron casi mil invitados que pasaron a “desnudarse” a las tiendas MAC, aumentando el tráfico en un 31%. Además, las fachadas de cada ciudad atrajeron miles de miradas curiosas y posts en redes sociales preguntándose por la experiencia secreta que se escondía tras la cortina. Un escenario teatral que demuestra el valor que sigue teniendo el retail.



El riesgo es parte del éxito
La propuesta fue valiente y radical: hablar de desnudez, crear un entorno cerrado, asumir la pérdida de visibilidad online… pero lo que estaba en juego era diferenciarse en un mercado saturado. La publicidad (casi) siempre es buena y, aunque supongan un riesgo, este tipo de acciones generan identidad de marca fuerte, no solo notoriedad puntual.



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