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El fenómeno market experience: del retail a la experiencia

El fenómeno market experience: del retail a la experiencia

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¿Es un festival? ¿Una tienda? ¿Un brunch con DJ y cosmética natural? Los eventos tipo market están por todas partes, y no es casualidad. Pop-ups como La Santa Market, Palo Alto Barcelona o La Juanita Club han elevado el concepto de mercadillo urbano a una experiencia total.Ya no basta con montar un evento, hay que generar un universo. Y el modelo del “market experience” —esa mezcla cuidada de food trucks, diseño independiente, sesiones de DJ y talleres creativos— está demostrando ser la fórmula mágica para conectar marcas, cultura y comunidad. Es ocio, pero también es retail; es entretenimiento, pero también storytelling de marca.

El mercado como lugar de experiencia

Desde el revival de los mercadillos urbanos cool —con Palo Alto como pionero en Barcelona— hasta nuevos formatos que mezclan estética, gastronomía y música, el público ha abrazado esta fusión entre consumo y ocio.
¿La clave? El “market” se convierte en una excusa para vivir algo. Comer bien, descubrir talento local, ver y dejarse ver, participar de una comunidad estética y emocional. Todo en un solo espacio, todo muy “instagrameable”.

La Santa Market: mucho más que un market

Ubicada en el Santa Cristina Horse Club (Girona), La Santa Market celebra su novena edición y suma este año más de 20.000 metros cuadrados, incorporando nuevas zonas como unas antiguas caballerizas reconvertidas en un rancho con estética americana.

Lo que empezó como un mercadillo creativo es hoy un evento de gran formato donde conviven gastronomía (con propuestas como The Horse Club Library, liderada por los chefs con estrella Michelin Javier Sanz y Juan Sahuquillo), market de autor, espectáculos ecuestres, conciertos en pequeño formato, monólogos, talleres infantiles y fiestas temáticas como la Feria de Abril o la nueva Ranch Party. Todo organizado para que puedas pasar horas descubriendo rincones, comiendo bien, escuchando música o simplemente disfrutando del ambiente bajo las luces de verbena.

Este tipo de eventos no solo generan tráfico y visibilidad para marcas locales, también fidelizan a un público que busca consumir de forma más consciente, disfrutar del momento y llevarse algo más que una bolsa de tela: una emoción.

El festival como nueva flagship store

Cada vez más marcas adoptan este lenguaje de experiencia inmersiva. ¿Por qué montar una tienda temporal cuando puedes montar tu propio festival? Algunas se suman a estos markets ya consolidados; otras los crean desde cero, mezclando diseño, performance, coctelería, música y contenido digital. Una flagship store en versión pop-up, sin escaparates, pero con alma.

Lo efímero se convierte en memorable. Y eso, en términos de branding, lo es todo.

¿Por qué funciona?

Funciona porque no se trata solo de comprar, sino de formar parte de algo. Porque en estos entornos la venta ocurre sin presión, envuelta en una atmósfera relajada, emocional y estética. El dónde y el cómo se consume ha dejado de ser anecdótico: forma parte del valor del producto. Unos pendientes no se ven igual si los descubres en un pasillo de centro comercial que si los pruebas en una carpa rodeada de flores secas, música soul y la diseñadora contándote la historia detrás de cada pieza.

Funciona también porque responde a una necesidad real de comunidad. En un mundo hiperconectado pero muchas veces individualista, estos eventos permiten encontrarse —de verdad— con gente afín, compartir espacio, intereses y estilo de vida. Todo es más humano, más cercano, más orgánico. Aquí no hay algoritmos, hay miradas, conversaciones, descubrimiento.

Y, por último, porque es un formato libre. Puede mutar, adaptarse, crecer o hacerse íntimo. Puede ocupar una plaza, una playa o una nave industrial. Puede reunir a grandes marcas y a pequeños artesanos, sin jerarquías. Esa flexibilidad lo convierte en un formato con alma propia, capaz de emocionar sin importar la escala.

¿Tendencia o nuevo estándar?

Lo que empezó como una alternativa indie se está consolidando como una de las fórmulas más potentes para activar marca, vender sin presión y construir comunidad. No es solo que cada vez más eventos parezcan mercados. Es que, en realidad, el mercado se ha convertido en el evento.

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