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Del “Just Do It” al “Why Do It?”: la reinvención de Nike

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En 1988, Dan Wieden, cofundador de Wieden + Kennedy, estaba bloqueado. Tenía que unificar la nueva campaña de Nike bajo un solo lema, algo que conectara anuncios muy distintos entre sí. Presionado y tarde, recordó unas palabras que había leído años atrás. En 1977, Gary Gilmore, un asesino múltiple condenado a muerte en Utah, fue preguntado por sus últimas palabras antes de ser ejecutado. Su respuesta fue tan seca como escalofriante: “Let’s do it.” Wieden cambió una palabra, lo transformó en “Just Do It”, y lo lanzó al mundo. Ni él ni Nike se preocuparon demasiado por el origen. “Me gustaba la parte del do it”, reconoció años más tarde. Lo demás, fue historia: el tagline alcanzó un 82,3% de reconocimiento global y se convirtió en un mantra universal que durante 37 años empujó a millones de personas a actuar, correr, sudar, arriesgarse. El marketing tiene estas ironías: una frase nacida del contexto más oscuro se convirtió en un grito inspirador de libertad, energía y movimiento.

De la acción al propósito: llega el “Why Do It?”

Septiembre de 2025. Nike decide hacer lo impensable: tocar su joya de la corona. “Just Do It” da un paso atrás para dejar espacio a “Why Do It?”.

La apuesta es clara: conectar con la Generación Z, una generación marcada por la ansiedad del perfeccionismo, el miedo al fracaso y la comparación constante en redes sociales.

El nuevo lema cambia el paradigma: de la acción imperativa (“hazlo”) al cuestionamiento interno (“¿por qué hacerlo?”). No se trata solo de correr, competir o ganar, sino de entender qué te mueve a hacerlo. Como dice Nike en su comunicado: “Intentarlo también cuenta. La grandeza no se entrega, se elige.”

Ya no es un imperativo militar. Es una invitación a reflexionar.

El mensaje para el mundo de los eventos

Aquí es donde la historia de Nike nos toca directamente. Porque organizar eventos —como correr una maratón o empezar un entrenamiento— es también un ejercicio de propósito.

  • ¿Por qué lo hacemos? ¿Por qué reunir a cientos de personas en una sala, en una ciudad, en un festival?
  • ¿Qué queremos provocar? ¿Inspiración, comunidad, networking real, impacto social?
  • ¿Cómo nos aseguramos de que el asistente sienta que no “solo ha venido”, sino que ha entendido por qué vino?

En un sector que vive de las experiencias memorables, la narrativa importa tanto como la logística. Un claim potente puede convertir un congreso en un movimiento, un meeting en una plataforma de transformación.

Otras marcas que supieron reformularse

El caso de Nike no es aislado. Varias marcas han dado giros estratégicos a su storytelling para seguir siendo relevantes:

Dove

Durante décadas, Dove se presentaba como la barra de belleza que hidrataba mejor que el jabón. Era un claim funcional: un cuarto de crema hidratante, piel más suave, producto superior. Pero a principios de los 2000, el mercado de la belleza estaba saturado de modelos imposibles y estándares inalcanzables. Dove corría el riesgo de ser “otro jabón más”. El giro llegó en 2004 con la campaña Real Beauty: la promesa pasó de “ayudar a las mujeres a verse guapas” a “ayudarlas a sentirse guapas en su propia piel”. Fue un shock en la industria y un antes y un después en publicidad. En una década duplicó ventas y creó uno de los anuncios más virales de la historia con Real Beauty Sketches. Dove dejó de vender jabón: vendía autoestima, autenticidad y conversación social.

Anuncio Dove- Campaña Real Beauty- Año, 2000.

Apple

En los años 90, Apple estaba al borde de la quiebra. Sus ordenadores eran técnicamente buenos, pero carecían de magia. El regreso de Steve Jobs trajo un cambio radical: en 1997 nació la campaña Think Different. En lugar de hablar de especificaciones técnicas, Apple se apropió de la rebeldía creativa, homenajeando a personajes como Einstein, Picasso o Gandhi. No vendía ordenadores: vendía una identidad, la de los inconformistas que cambiaban el mundo. Ese giro narrativo rescató a la marca y cimentó el camino hacia convertirse en la empresa más valiosa del planeta. Hoy, más que un producto, Apple sigue vendiendo pertenencia a una tribu creativa.

Apple antes de 1997: anuncio funcional centrado en especificaciones técnicas
Antes c. 1990s
Apple después: comunicación minimalista y aspiracional (era post Think Different)
Después c. 2000s

Absolut Vodka
En los 80, era una marca sueca más en un mercado dominado por Smirnoff. ¿Su jugada? Apostar por el arte. La campaña Absolut Perfection convirtió la silueta de la botella en un lienzo para artistas como Warhol, Basquiat o Haring. Absolut dejó de vender vodka y empezó a vender cultura, creatividad y estilo de vida. Resultado: se convirtió en el vodka premium más reconocido del mundo.

Absolut Vodka antes: anuncio clásico de los años 80, estilo vintage
Antes c. 1980s
Absolut Vodka después: comunicación más moderna de los 2000s
Después c. 2000s

LEGO
Tras una crisis enorme en los 2000, la compañía entendió que ya no vendía solo piezas de plástico. El giro vino con LEGO Movie y su ecosistema digital: pasó de producto a experiencia compartida, de juguete a catalizador de creatividad y storytelling. Hoy es una de las marcas más queridas a nivel global, porque supo darle un porqué emocional a lo que siempre había sido un juego de construcción.

LEGO antes: anuncio clásico de los años 90
Antes c. 1990s
LEGO después: campaña moderna Rebuild the World 2023
Después c. 2023

Del claim al propósito: aprendizajes que trascienden el marketing

La historia de Nike demuestra que ningún lema es eterno. Durante casi cuatro décadas, Just Do It empujó al mundo a la acción. Hoy, con Why Do It?, la marca cambia de registro y pone el foco en algo distinto: no basta con hacerlo, hay que entender qué te mueve a hacerlo.

En los eventos pasa lo mismo. La producción, la escenografía o el catering son importantes, pero lo que realmente da sentido a todo es el propósito. Es ese “por qué” el que convierte un encuentro en una experiencia que deja huella.

El reto: encontrar nuestro porqué

Hay lemas que marcan el ritmo de una generación y otros que trascienden para inspirar a cualquiera. Just Do It nos enseñó a dar el paso sin miedo; Why Do It? nos recuerda que cada paso necesita una razón. Esa pregunta ya no es solo para atletas: también interpela a quienes diseñamos experiencias, a quienes buscamos dejar huella en lo que hacemos.

Porque al final, lo que da valor a un reto, a un proyecto o a un evento no es únicamente el hecho de hacerlo, sino el sentido que lo sostiene.

¿Y tú? ¿Cuál es tu porqué?

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