¡Consigue la participación que buscas!

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La formación es vital para la calidad del personal, pero éste no suele tomarla demasiado en serio. ¡Veamos cómo asegurar una participación entusiasta!
Las empresas invierten cada vez más en formación. Muchas empresas la llaman "educación profesional". No obstante, a pesar del tiempo y de la inversión financiera, ocurre a menudo que la gente no acude a estas sesiones. Hay cancelaciones de último minuto, o gente que viene sólo a una parte de la sesión, con el móvil listo y pendientes de cualquier distracción…
Hay muchos motivos por los que puede ocurrir esto. El coste de esta situación es importante, tanto por la energÃa malgastada del formador como por la pérdida de formación de los empleados. Los factores causantes son: problemas de comunicación, desinterés de los empleados por el asunto objeto de la formación, o nivel de calidad de los formadores.
¡Veamos, pues, en más detalle, cómo asegurar que tu sesión de formación tenga éxito!
Definir el objetivo de la formación
Antes de organizar una formación, es importante pensar bien en sus objetivos: qué colectivo (qué tipo de empleados) quieres alcanzar y qué se pretende enseñarles. Hay otros objetivos que también aparecen como secundarios pero que también merecen atención como, por ejemplo, fomentar la comunicación interna, el trabajo en grupo, la motivación de los empleados.
Piensa bien, por tanto, en la meta de la formación. Los objetivos suelen ser:
– Educar y formar a los empleados (objetivo principal) – define muy claramente los tipos de conocimientos que pretendes desarrollar,
– Comunicar una visión, una dirección de la empresa,
– Motivar a los empleados,
– Hacer que los empleados trabajen juntos, se conozcan, desarrollen el trabajo en equipo.
Ten en cuenta que estos objetivos deben no sólo tener sentido para la empresa, sino también ser atractivos para los participantes de la formación. Estos tienen que percibir el interés de participar y decidir que vale la pena que abandonen su trabajo habitual por unas horas de formación. Esto no se consigue sólo obligándoles, sino también motivándoles.
Piensa en 3 preguntas a responder cuando concibas tu formación:
– ¿Qué te convencerÃa para participar en esta formación?
– ¿Que esperarÃas de tal sesión?
– ¿Qué podrÃa hacer que la formación fuera más convincente?
Para tu seguimiento interno, piensa también en maneras de medir los resultados, el impacto de la formación: ¡a ver si cumples los objetivos!
Definir la promesa de tu formación
La "promesa" es el valor que perciben tus empleados; la formación que propones tiene que satisfacer los objetivos de la empresa y ofrecer un valor a los empleados. Por ejemplo, si el objetivo de tu empresa es educar a los empleados sobre un conocimiento particular, la promesa es el conocimiento avanzado sobre esa materia que los empleados podrán adquirir.
Esto es difÃcil de transmitir pero merece un esfuerzo importante: es un ejercicio de venta interna. Tienes que pensar bien en lo que motiva a la gente y ponerte en su situaciónÂ… Incluso te recomendamos preguntar a varias personas de la empresa qué serÃan para ellos "promesas" deseables. Hay que destacar y valorar el conocimiento que van a adquirir, subrayar su importancia para profesionales como ellos. Para una formación sobre ventas, por ejemplo, subrayar que aprenderán nuevas técnicas de venta y nuevas herramientas (posiblemente con nuevas tecnologÃas) para cumplir sus objetivos de venta e en consecuencia incrementar sus comisiones.
No olvides transmitir también una promesa algo menos profesional de "pasarlo bien": el éxito de una formación ve favorecido por el entorno: un lugar agradable (fuera de la ciudad, por ejemplo,3), actividades de ocio (juegos de equipo, salidas al campo, visitas…). Es el complemento ideal de una sólida promesa profesional.
Confecciona la lista de todos los beneficios que pueden tener valor para los asistentes. Haz un ejercicio de selección y priorización de estos beneficios y combina varios de ellos para maximizar el atractivo de tu formación.
Comunicar la promesa
Cuando concibas el programa de tu formación, concibe también los textos de presentación y explicación del tema y de los contenidos. Incluir bien la promesa en esta comunicación genera interés. Céntrate en puntos objetivos y concretos, para evitar perder la credibilidad de tus objetivos.
Evalúa la formación
Es importante recoger las reacciones de los asistentes al final de la formación: qué les gustó / qué no les gustó, si creen que la promesa fue cumplida, qué esperan de la próxima formación, etc.
Al final de la formación, pide su valoración a los asistentes: pueden rellenar una sencilla ficha de evaluación. Asegúrate de que la rellenen antes de irse: si esperas que las manden después de la sesión prepárate a esperar mucho tiempo… También puedes organizar una sesión en vivo de evaluación para que cada uno dé su opinión. Apunta bien todos los puntos de vista.
Si tienes en cuenta todos estos puntos, ¡la próxima formación que organices será un éxito!