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Algunas consideraciones básicas a la hora de organizar un evento con cata de vino

Algunas consideraciones básicas a la hora de organizar un evento con cata de vino

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Las catas de vino son una opción muy interesante para eventos al implicar a los asistentes en una actividad diferente y enseñarles algo que siempre es útil (poder elegir vinos, disfrutar de ellos… ¡o hablar de ellos!). Son estos, eventos con un toque de elegancia, prestigio y “saber vivir”, que además se suelen organizar en bodegas auténticas, en preciosos entornos naturales con todo el sabor de la tradición. El vino es algo cultural, gastronómico, elegante. ¿Por qué no aprovecharlo en tus eventos?

Pero cuidado: las recomendaciones de los especialistas pueden ser buenos consejos, pero pueden también depender de sus preferencias personales — o de lo que les salga más rentable. Como siempre, vale la pena comprender algunos elementos básicos antes de hablar con los profesionales y organizar un evento de este tipo sin riesgo.

Elegir el buen vino

Primer paso: comprobar el color y la claridad del vino

Un rojo profundo implica un vino de mucho cuerpo, seco y taninos que deja una sensación seca en la boca. El vino tiene que ser siempre claro, sin partículas visibles o sombras. Si tomas un vino tinto antiguo (de más de 8 años, por ejemplo) o un oporto, quizás tendrás que decantarlo para separar el vino claro de los taninos que se han creado o han precipitado en los lados de la botella. Los vinos tintos se tienen que servir entre 10 y 18 grados.

Los vinos blancos, por otro lado, no tienen muchos taninos. Los blancos más oscuros suelen tener más cuerpo que los más claros. La cantidad de azúcar suele depender del tipo de uvas principal que se ha utilizado y de la manera de procesar el vino (vinificación). Un vino blanco puede ser tan dulce como un Gewürztraminer (con uvas del mismo nombre) hasta un Sancerre muy seco (con uvas Sauvignon)

Segundo paso: comprobar el aroma del vino
Técnicamente, el aroma es el olor de un vino joven y el bouquet es el olor de un vino que ha madurado, pero a menudo estos términos se intercambian. Haz girar el vino en tu copa para ayudarle a desvelar toda su fragancia; la copa tiene que llenarse hasta la mitad. Con la práctica, se puede hacer girar la copa en el aire… pero para principiantes lo prudente es hacerlo girar en la mesa, en pequeños círculos.

Para mejor percibir el bouquet hay que colocar la nariz encima de la copa y respirar hondo. Expira y repite esto 2 veces. Ciertos aromas se asocian a ciertos tipos de uvas.

Tercer paso: probar el vino.
Toma un sorbo de vino y manténlo en el paladar para apreciar todas las facetas de su sabor. No olvides que cada zona de la lengua es sensible a un tipo de sabor: la punta de la lengua es más sensible a sabores dulces. Los lados sienten los sabores ácidos del vino, especialmente para vinos blancos de países fríos, pero cada vino requiere su componente de acidez para un buen equilibrio. La parte trasera de la lengua siente sabores amargos, especialmente en vinos tintos con mucho tanino. Los vinos de alta graduación dejan una sensación cálida en el medio de la lengua. Incluso algunos vinos tienen un sabor que dura mucho mientras que otros desaparecen bastante rápidamente.

El cuerpo del vino se detecta mejor justo tras la punta de la lengua y es un componente importante a la hora de combinar el vino con la comida.

La copa y la uva
Para probar bien un vino, es importante tener una copa con el diseño adecuado. Las copas grandes y anchas son perfectas para probar vinos tintos muy aromáticos, puesto que permiten que el aroma se desvele completamente y llene la copa. Los vinos blancos se suelen probar en copas pequeñas, puesto que su fragancia suele ser menos compleja. La forma de la copa puede también impactar la manera de la cual el vino llega a la lengua, lo cual influye en el gusto que tendremos.

Por supuesto, la variedad de uvas, dónde han crecido y fueron cultivadas, y su proceso de producción son absolutamente esenciales para el gusto del vino.

Tipos de catas
Existen varios formatos de catas. Se suele empezar con un vino blanco, para ir luego a vinos más fuertes: semillon, chardonnay, merlot, cabernet sauvignon, etc. Una cata «horizontal» explora un mismo tipo de vino del mismo vintage. O puede ofrecerse una mezcla del mismo tipo de vino y del mismo año, pero de varias regiones (Francia, España, Chile, Australia, etc.).

Una cata vertical ofrece una variedad de vinos, generalmente del mismo productor.

Una cata «ciega» puede ser muy divertida. Suele consistir en pedir a los participantes que identifiquen el tipo de uva. Más difícil es pedirles que identifiquen el productor y el año.

Una cata no tiene que ser un evento sentado, muy formal. Una perfecta forma de amenizar un cóctel es sirviendo una variedad de vinos (en vez de los cócteles habituales) y dando a los asistentes un pequeño cartón en el cual podrán dar una nota a cada vino. Otra manera es dar, junto con el vino, una tarjeta con información acerca del vino servido.

Combinar comida con vino
La mejor manera de probar vinos es combinándolos con comida. Pero se trata también del tipo de cata más difícil de coordinar. No se trata únicamente de servir carne con vinos tintos y pescados con vinos blancos. La manera de cocinar, o las salsas utilizadas también tienen un impacto importante.

Ciertas catas sirven un vino con cada plato (evitando la ensalada, puesto que el vinagre reacciona mal con el vino). Otros sirven varias versiones del mismo tipo de vino con cada plato.

Si haces probar varios vinos con cada plato, asegúrate de servir poco vino cada vez (aproximadamente una botella por cada 15 personas). Para cualquier cata, ofrece a tus invitados información escrita sobre cada vino, así como papel para tomar notas. El sommelier te ayudará a definir la mejor cata para tu grupo. También asegúrate de contar con un experto para liderar la cata y explicar cada vino antes de que sea servido.

Lugares para catas
La elección del lugar es esencial. A menudo, se montan catas en bodegas en las que se explican los vinos producidos localmente además de otros vinos. Esto permite estar en un entorno totalmente dedicado al vino y que el profesional explique, además de las características de cada vino, el proceso de producción. También permite empaparse de lo que da su carácter al vino de esta propiedad.

El sitio que acoge la cata suele poner a disposición de los asistentes listas de vinos, así como un poco de vino y de agua para limpiar la boca. Se suele dar también un cubo en el cual se puede escupir el vino, para que se pueda probar sin beber demasiado.

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