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Cómo se convirtió la zona de superyates de la Copa América en todo un evento experiencial

Cómo se convirtió la zona de superyates de la Copa América en todo un evento experiencial

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Mientras el foco mundial de la vela se posaba sobre las regatas, en tierra firme —o más bien sobre el muelle— se planteaba un reto complejo: convertir una marina técnica en un espacio con alma de evento. Marina Port Vell, tradicionalmente un punto de atraque para grandes embarcaciones, diseñó una propuesta que iba mucho más allá de los amarres. Se trataba de acoger a un perfil de visitante con alto poder adquisitivo —propietarios, invitados y tripulación de más de un centenar de superyates— y ofrecerles una experiencia hecha a medida, en sintonía con el ambiente exclusivo del campeonato.

La marina, habitualmente cerrada al público general, implementó durante la Copa América un nuevo sistema de control de accesos adaptado al volumen de actividad: un sistema de tornos combinado con una app de acceso con QR dinámico, que permitía gestionar de forma ágil y segura el movimiento de propietarios, invitados y proveedores dentro de la zona. Todo ello acompañó la programación de actividades, gastronomía, diseño y compras diseñada para convertir la estancia en Barcelona en una vivencia placentera, sofisticada y memorable. Un ambiente distendido, alejado del bullicio turístico, pero plenamente conectado con el pulso de la ciudad.

Un microcosmos en pleno puerto

Durante los dos meses de competición, Marina Port Vell desplegó una oferta de experiencias pensadas para el público más exigente:

  • The Sea Garden, el espacio para eventos más emblemático de la marina, se transformó en un restaurante efímero de inspiración mediterránea con dos terrazas suspendidas sobre el mar, permitiendo comer con vistas privilegiadas y seguir la regata en directo gracias a una gran pantalla. Fue uno de los epicentros gastronómicos del evento.
  • Blue Wave, la coctelería de la marina, ofrecía una carta de cócteles de autor, tapas frías y una programación de DJs que transformaban las tardes en sesiones chill con ritmo propio.
  • En el Möet & Chandon Terrace, la propuesta se especializaba en ostras y champagne, en un entorno sobrio y exclusivo con el mar como telón de fondo. Una experiencia de degustación pensada para quienes buscaban una pausa más refinada.
  • Estrella Damm Lounge, justo frente al edificio principal, apostó por un ambiente relajado y distendido, convirtiéndose en punto de encuentro entre navegantes, invitados y visitantes que se acercaban a disfrutar del entorno sin necesidad de agenda cerrada.

Todos estos espacios fueron diseñados y gestionados específicamente para la ocasión, sin pertenecer a ninguna franquicia o fórmula externa, lo que permitió adaptar la oferta a la identidad y los valores de Marina Port Vell y de la ciudad anfitriona.

La marina recibió a más de 150 superyates, con más de 2.500 invitados diarios entre propietarios e invitados, además de unos 1.000 tripulantes. Un flujo constante de actividad que convirtió el puerto en un verdadero nodo social durante todo el campeonato.

Punto de encuentro y escaparate internacional

El paseo por la marina se completaba con la Luxury Mile, una selección de boutiques temporales de firmas como Louis Vuitton, Prada, Maui Jim, INEOS Grenadier o el proyecto local Gloria Diagonal. Además, la marina colaboró con Santa Eulalia, emblemática tienda de Paseo de Gracia, para lanzar una colección cápsula de moda premium. Este guiño al comercio local permitió que la escena de lujo barcelonesa tuviera también un protagonismo claro dentro del marco internacional del evento.

También se podía adquirir merchandising de la Copa América y de los equipos participantes, pensado para coleccionistas y entusiastas del evento.

Para quienes buscaban vivir la competición desde el mar, la marina ofrecía la ‘VIP On Board Experience’, una travesía en yates de diseño como los Wajer 38 y Wajer 55, con capacidad para doce personas. Antes de embarcar, los asistentes podían acceder a espacios VIP exclusivos dentro de la marina con servicio de catering y vistas directas a la zona de regatas.

Una marina que evoluciona

Más allá de las cifras de asistencia y participación, Marina Port Vell culminó justo antes del evento un ambicioso plan de transformación iniciado en 2021, con una inversión de 20 millones de euros. Esta renovación incluyó mejoras en infraestructura, reorganización de la lámina de agua, paisajismo, y nuevos sistemas de suministro, con el objetivo de posicionarse como uno de los principales hubs náuticos del Mediterráneo.

Durante el evento, grandes firmas eligieron este enclave para celebrar presentaciones, fiestas y eventos corporativos. Las pantallas LED distribuidas por todo el recinto permitieron seguir la competición desde distintos puntos, mientras que una exposición del Patí Català y una entrada inspirada en las olas completaban la experiencia visual y cultural del visitante. Para la movilidad dentro de la marina, el visitante disponía de buggies que realizaban circuitos por toda la infraestructura.

Un legado más allá del evento

Aunque la Copa América llegó a su fin, su paso por Marina Port Vell ha dejado una huella duradera. No solo en términos económicos —por el movimiento de visitantes y la activación de servicios—, sino también en la consolidación de espacios ya existentes, y en el grandísimo impacto promocional que obtuvo la marina a nivel nacional e internacional. El evento sirvió de catalizador para acelerar mejoras, probar formatos y abrir oportunidades que ahora quedan a disposición de marcas, promotores y visitantes que buscan un venue singular en la ciudad.

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