Cosmos Party: la convención que se fue de órbita
Compartir noticia
Escuchar
Del vacío al universo
Desde el acceso, todo estaba pensado para hacerte olvidar dónde estabas. Un túnel de arcos LED y luces azules marcaba el inicio del viaje.
Al cruzarlo, humo, destellos y visuales envolvían el ambiente hasta transformar el Poble Espanyol en algo irreconocible. Por unas horas, aquello dejó de ser un recinto y se convirtió en otro planeta.

Lo que pasa detrás del telón (y pocas veces se cuenta)
Quien trabaja en eventos sabe lo que es vivir con presión. Los horarios que se acortan, las piezas que no llegan, la adrenalina de tener que resolver sin margen de error.
El montaje de Cosmos Party fue uno de esos casos. Había que levantarlo todo en 24 horas y, a media tarde, un camión con las piezas del robot se retrasó. Parar no era una opción. Mientras tanto, el equipo seguía midiendo, montando pantallas, ajustando luces y reorganizando tareas para no perder el ritmo.
Cuando por fin llegó el robot, empezó a crecer pieza a pieza hasta imponerse en el centro del escenario. Y justo cuando parecía terminado, quedaba lo más artesanal: pinceles en mano, el equipo remató los últimos detalles de pintura directamente sobre la estructura, asegurándose de que cada reflejo y cada sombra quedaran perfectos para la gala.



Cuando el universo se sirve en bandeja
La experiencia Cosmos no terminaba en el escenario. Cada rincón del Poble Espanyol seguía la misma narrativa: luces, reflejos metálicos y un ambiente que parecía flotar.
El catering de L’Empordà se sumó al viaje con estaciones de cocina en directo, platos que brillaban bajo los focos y una puesta en escena donde la gastronomía se convertía en parte del espectáculo.
Los asistentes, con gafas y diademas luminosas, se movían entre zonas interactivas y photo opportunities diseñadas para jugar, descubrir y dejarse llevar.
Del briefing al big bang
En 24 horas, una carpa vacía se convirtió en un universo con vida. Más allá del espectáculo, Cosmos Party recordó algo esencial: que los eventos se construyen entre la presión y la precisión. Que la creatividad no sirve de nada sin coordinación, y que la calma —cuando todo tiembla— también forma parte del talento.









