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Las event-uales aventuras de Mary Croquette: ‘El almacén’

Las event-uales aventuras de Mary Croquette: ‘El almacén’

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  ¿Cuál es la vida cotidiana de la responsable de eventos de grandes empresas? ¿Qué dificultades tiene, qué alegrías, cómo se desarrolla su día a día? Carla Luca de Tena, directora de marketing, nos ha propuesto contar en clave de humor su vida de "cliente final". Tras contarnos sus comienzos como event manager, Mary Croquette se mete hoy en el almacén, ese cajón desastre de objetos de merchan y promocionales que crece según se acumula el número de eventos a las espaldas de un organizador.

Hola, me llamo Mary Croquette,

Déjame que te cuente…

EL ALMACÉN

Ese fabuloso espacio donde se almacenan toda clase de artículos que toda la oficina quiere pero que tú estás harta de ver y cuando vas a otras ferias ya no quieres saber nada de las bolsitas con regalo, las gorras con ventilador, las tazas que dan los buenos días y los polos que destiñen y encojen en la lavadora.

Siempre que me toca ir al almacén para montar cajas hago lo posible por hacerlo fuera de horario laboral o me escondo y cierro la puerta porque parece que lo huelen y van apareciendo cabecitas en la puerta, como cuando un niño quiere pedirte algo que sabe que no debe pero…se la sopla: «Hola, ¿Qué tal? Anda, no tendrás algo que te sobre»

¡ALGO que te SOBRE! Y te dan ganas de contestar, pues sí, me sobran unos kilos de tanto catering y pocas horas de sueño y tiempo para ir al gimnasio, pero te contienes y le dices que no: «Estamos fatal de presupuesto, los siento» Cuando en realidad le querrías decir «Con lo que cobras, ¿por qué no te vas al Corte Ingles y dejas de mendigar?»

Alguno me ha venido preguntando un viernes si tenía algo para sus hijos que llegaría tarde a casa y no podía pasar por la tienda. Que yo sepa, los chinos ahora están en cada esquina y abren hasta las mil. Luego se te pasan por la cabeza otras mil contestaciones: Legal: Si te doy algo podemos aparecer en el caso Gürtel.

Calidad: Tengo pero no es apto para menores.

Humilde: Uff, no me queda nada. Sincero: Vete a …

Y te vas a casa dando gracias por no desear los regalitos de marketing que al final se acumulan en un cajón, pasan al trastero y a los 3 años cuando haces limpieza van directos a la basura.

Resumiendo: ¿Alguien me puede explicar por qué los regalitos y tontunas son como objetos brillantes que atraen a los cuervos?

Y ahora me vais a perdonar pero tengo que pensar en el nuevo regalito para una feria de 2000 personas donde se cuela gente del IMSERSO preguntando: «¿Qué tienes?» y le dices «un USB» y contesta, «No sé lo que es pero dame uno». (Esto da para otra EVENT-ualidad…).

Y a pesar de todo, me flipa mi trabajo. Cada día aprendo algo nuevo que me ayuda en todas las facetas de la vida.

Un abrazo,

Mary Croquette

 

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