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Los aprendizajes de los festivales y su extraño tratamiento mediático

Los aprendizajes de los festivales y su extraño tratamiento mediático

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No solo suponían una vuelta a cierta normalidad: los festivales celebrados en Cataluña este verano suponían también una prueba a gran escala de los riesgos de transmisión, y de cómo la gente se podía juntar de forma segura. ¿Cómo? Siguiendo, en las semanas posteriores, cuántos de los asistentes resultaban contagiados según el sistema catalán de salud. Tras las pruebas del Apolo y del concierto de Love of Lesbian, que fueron éxitos rotundos en términos sanitarios, llegan ahora los aprendizajes de eventos más masivos: los festivales. Y los datos del estudio coordinado por la Agència de Salut Pública de Catalunya sobre la incidencia de casos en tres festivales catalanes el pasado julio (Vida, Cruïlla y Canet Rock) nos llevan a una lectura más ambigua. Queda por ver si estos eventos han incrementado o reducido el contagio, como te explicamos a continuación, pero nos impresiona la forma de publicar esta información por varios medios, una mezcla de sensacionalismo y de falta de rigor periodístico. Entendamos mejor el tema. Por Eric Mottard y Paula Rey

Los datos: 842 positivos más de lo esperado

Hay que recordar que hablamos de eventos masivos: al Vida que duró tres días asistieron 10.000 personas por jornada; en el Cruïlla, también de tres días, 20.000 cada día; y en el Canet Rock hubo 22.000 personas en total.

Según ha explicado este miércoles la secretaria de Salut Pública, Carmen Cabezas, hubo 2.279 positivos en total entre los miles de asistentes a estos festivales: 956 entre los del Canet Rock, 857 para el Cruïlla y 466 para el Vida, todos ellos registrados durante los 14 días posteriores. Aunque lo importante para el estudio no es cuántos se contagiaron, sino cuántos más hubo en comparación con la población en general (el “grupo de control” imprescindible en estadísticas). De esta comparación llega la cifra de “sobre-contagio”. Según Cabezas, este número de contagios que podemos atribuir a los festivales supone 842 positivos más de los que serían esperables en las personas de las mismas características durante ese periodo.

La secretaria de Salut Pública comentó que las causas de la quinta ola son complejas y no se limitan a un único factor. “Cuando teníamos 8.000 casos al día y muchos brotes, fueron una contribución más, pero entre muchos factores, no son un hiperdiseminador». También señaló que estos aumentos de contagios se dieron «en un momento en que había otros muchos acontecimientos, como los brotes de Mallorca y Menorca, y las fiestas de fin de curso». Así que el análisis es complicado y, de hecho, el análisis no es del gusto de los tres festivales. «No damos los datos por buenos, no son rigurosos ni válidos», comentó Jordi Herreruela, director del Cruïlla, en Rac1.

La cobertura mediática

La prensa más sensacionalista aprovechó la ocasión hablando, por ejemplo, de festivales “infectódromos”. No comment sobre esto… pero si vemos prensa más seria, nos quedamos perplejos igualmente: “Los festivales de música en Cataluña aumentaron la transmisión de la covid: más de 2.000 asistentes se infectaron” según El País o “Los festivales de julio en Catalunya registraron casi 2.300 contagios” según la Vanguardia. Titulares que confunden, y mucho: 2.300 no es el número de personas que se contagiaron en estos festivales, sino el número total de asistentes a festivales que se contagiaron, sea en los festivales o no. ¿Cuántos de estos contagios se pueden atribuir a los festivales? Para ello, hay que comparar con un grupo de control de no asistentes a festivales. Con este método, vemos que en el grupo de control de “no asistentes” hubo 1.292 casos, y en los asistentes a los festivales, 2.279 casos. Por tanto, hablamos de un exceso de un poco menos de 1.000 casos, cifra que la Secretaria incluso rebaja a 842 casos. Publicar que los festivales “registran 2.300 casos” es extremadamente engañoso: cualquier lector deduce del titular que se han contagiado 2.300 personas en los festivales cuando la cifra es de menos de 1.000. Un tratamiento periodístico muy, muy discutible.

El valor positivo de estos eventos

Del lado negativo puede, por tanto, haber unos 842 casos adicionales. Pero ¿qué impacto positivo han tenido estos eventos? La Consejería de Cultura de la Generalitat ha considerado que este estudio sobre los festivales puede aportar «información valiosa» a la hora de mejorar los protocolos y medidas de seguridad de cara al futuro tanto para el sector cultural como para otros sectores. Estos eventos eran también una prueba necesaria para conocer cómo viviremos mañana.

Igualmente, los festivales son una herramienta de cribado: en el Cruïlla, por ejemplo, se pudieron detectar en los tests de la entrada, 285 casos… 285 personas que, sin este test, hubieran seguido con su vida y contagiado a otras personas. 857 asistentes al Cruïlla se contagiaron, lo cual permite suponer que un poco menos de la mitad de este número se debió al festival (tomando la proporción de los tres festivales). Es decir, se identificaron 285 positivos que, sabiéndolo, no infectaron a varios otros en su vida cotidiana, y se pudieron contagiar unos 400 aproximadamente. Este no es un análisis exhaustivo… pero permite entender que es muy posible que los eventos hayan tenido quizás un impacto más positivo que negativo.

La dificultad del control

A pesar de los titulares, los festivales no han sido focos de contagio graves, e incluso pueden haber tenido un impacto positivo. Igualmente hay aprendizajes: queda claro que asegurar la disciplina colectiva de decenas de miles de personas, cerveza en la mano y con la euforia del directo… es muy complicado. Se ha visto también así que los tests son una herramienta útil pero no perfecta, pues algunos casos pasan entre las redes. Que (algo inadmisible), 270 personas fueron a los festivales siendo contacto estrecho con positivos; así que la responsabilidad individual tiene sus límites. Todos estos aprendizajes se tienen que integrar y ayudar a definir los eventos del futuro.

El mundo es complejo, la pandemia más aún, pero criminalizar el sector festivalero como lo hace a veces la prensa, pasar totalmente por alto su aportación a la investigación, su inversión en soluciones de tests, su ayuda para identificar positivos, y su valor para que podamos volver a una vida más normal, es injusto y poco responsable.

 

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