PIXEL: la magia de pensar fuera de la caja
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La idea surgió casi por accidente. Telefónica ya contaba con su propio asistente virtual interno, y Xavi, al conocerlo, pensó: ¿por qué no adaptar este concepto a mis espectáculos? Así nació Pixel, un avatar programado y diseñado por él mismo que combina software, creatividad y narrativa visual para acompañar al mago en escena.
Durante la demostración, Pixel no solo predijo cartas, sino que extendió su revelación por todas las redes wifi de la sala, transformando el clásico efecto de “asombro” en una experiencia conectada. En otra de sus versiones, un espectador piensa en una bebida —por ejemplo, un zumo de naranja— y, en cuestión de milésimas, el avatar muestra su imagen en pantalla. Segundos después, el propio vaso de zumo aparece físicamente sobre el escenario. Una ilusión generada por IA que convierte el pensamiento en materia y lleva el concepto de “efecto WOW” a un nuevo nivel.
Más allá del espectáculo, Pixel representa una nueva forma de comunicación escénica: una herramienta que combina arte y tecnología para amplificar el asombro, transformar mensajes corporativos y conectar con las emociones del público.
IA y creatividad: dos visiones, un mismo reto
La irrupción de la inteligencia artificial ha abierto un debate inevitable: ¿potencia o limita la creatividad?
Existen quienes la observan con escepticismo, convencidos de que las máquinas tienden a uniformar el pensamiento creativo. Señalan que la facilidad de acceso a las mismas herramientas puede conducir a resultados similares y previsibles, restando singularidad a las ideas.
Pero también hay quienes defienden lo contrario. Desde esta otra mirada, la IA no sustituye la creatividad, la amplifica. Todo depende de cómo se use. Si se convierte en un simple generador de respuestas, reduce la imaginación. Si se utiliza como punto de partida, como un aliado de cocreación, puede abrir caminos insospechados.
La clave está en la curiosidad: en preguntar más, en explorar y en no conformarse con la primera respuesta. La IA puede ser una caja de herramientas para multiplicar perspectivas y liberar tiempo de tareas técnicas, permitiendo que las personas se concentren en lo que verdaderamente aporta valor: pensar, imaginar y conectar.
Pensar con IA, sentir sin límites
Pixel es la demostración tangible de esta visión. No reemplaza al artista, sino que lo amplifica, llevándolo a un terreno híbrido donde la tecnología actúa como cómplice creativa.
En un contexto en el que la automatización crece a ritmo vertiginoso, Pixel recuerda que la emoción sigue siendo la frontera más humana. Porque, al final, cuando la tecnología se une a la creatividad, no ocurre un milagro… ocurre el efecto WOW.
