Cómo adaptar sus eventos a los impactos del cambio climático

No, el cambio climático ya no es algo anecdótico o premonitorio: lo sufrimos durante todo el año y cada vez es más frecuente que vivamos en España y en eventos sus consecuencias. “Antes teníamos una gota fría en Levante, ahora hay DANAs en julio que paralizan fiestas patronales y festivales”, alertó Manuel López, que desde Intermundial gestiona los riesgos de numerosas agencias. Ejemplos no faltan: del cierre durante dos días de las fiestas de San Jaume en Valencia, a la suspensión durante algunas horas del festival Cruïlla de Barcelona.

Ante este contexto provocado por el cambio climático, las agencias de eventos se han visto obligadas a profesionalizar sus protocolos. “Siempre hemos trabajado con planes A, B, C… pero ahora es obligatorio tenerlos claros, presupuestados y bien comunicados al cliente”, remarcó Iñaki Collado. Para él, la clave está en la estrategia anticipada: “Hay que pensar qué puede salir mal… porque acaba saliendo”.

Un reto a nivel cultural, logístico e incluso a nivel relacional con el cliente

El problema del cambio climático y cómo afecta en eventos, sin embargo, no es solo operativo, sino también cultural. “En España hay muy poca cultura de transferir riesgos. Las agencias terminan asumiéndolos casi por defecto, cuando debería ser una responsabilidad compartida con el cliente”, subrayó Manuel. Y no se trata solo de contratar un seguro: “Es necesario incluir partidas específicas para contingencias en los presupuestos. Hay empresas que ya lo hacen, con hasta un 20% reservado, pero aún no es la norma”.

Para Arancha Joga, el cambio también se nota en la relación con los clientes. “Tenemos empresas que ahora nos involucran desde su departamento de riesgos para evaluar cada detalle: desde las carpas hasta los accesos, pasando por los picos de calor. Cada vez hay más conciencia de que la prevención no es un extra, es parte del éxito del evento”.

Y es que el calor extremo o las lluvias repentinas provocadas por el cambio climático no solo afectan al asistente de los eventos. También condicionan los montajes, la logística, el transporte o la seguridad del equipo técnico. “Ya no vale con poner una sombrilla: hay que plantear salas refrigeradas, zonas de recuperación, más agua, más sombra… Y todo eso tiene un coste que hay que asumir”, explicó Arancha.

En este punto, todos coincidieron en un concepto clave: adelantarse al riesgo. “Adaptarse no es suficiente” —sentenció Manuel—. “Hay que prevenir, estudiar escenarios, presupuestar soluciones y comunicarlo. El riesgo existe, lo importante es quién lo gestiona y cómo”.

España, entre el paraíso y la fragilidad

Aunque España sigue siendo uno de los más importantes destinos MICE a nivel internacional, su exposición al clima extremo crece. “Somos el punto caliente del Mediterráneo”, recordó Manuel, “y eso nos obliga a trabajar con una previsión aún más rigurosa que antes”. La paradoja es evidente: al mismo tiempo que se consolida como receptor de más de 97 millones de turistas, el país enfrenta lluvias tropicales en Madrid, granizadas en julio o terremotos en Almería.

Aun así, el sector de los eventos confía en su capacidad de respuesta ante el cambio climático. “Contamos con un tejido profesional muy sólido, con experiencia, protocolos, partners y capacidad de reacción”, explicó Iñaki. Y añadió: “Además, cada vez que una agencia española trabaja en un nuevo destino, exporta ese conocimiento, esa cultura de previsión”.