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Por qué un hotel puede ser un venue singular para tu evento

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Aunque visto durante mucho tiempo como un sector excesivamente logístico, muy vinculado a la reserva de cupos de habitaciones, más de m2 que de experiencias, el sector hotelero se ha vuelto en los últimos años más experiencial, innovador, obsesionado por ofrecer al cliente no solo lo que desea, sino lo que todavía no sabe que desea. Se imponen criterios de meeting design, con salas de reunión que abandonan los sótanos para convertirse en espacios que fomenten la creatividad y llenos de luz, y se flexibilizan sus espacios y mobiliario para adaptarse a cada evento. Os damos algunas razones por las que los hoteles han dejado de ser meros lugares para ir a dormir o a una reunión y se han convertido en espacios experienciales para eventos.

Los espacios para eventos salen de la sala de reunión. Los tradicionales salones para eventos han dejado paso a lobbys de diseño, atrios, coquetos patios interiores donde realizar presentaciones de prensa, cócteles o pequeñas reuniones. El cóctel bar del hotel, la biblioteca, el restaurante o incluso el parking del hotel, también se prestan a albergar eventos y cada vez son más los establecimientos que los ofrecen en exclusiva para eventos. Mención aparte, todos los espacios exteriores, que causan furor: jardines, piscinas y sobre todo las grandes estrellas de los hoteles urbanos, la azoteas y terrazas con vistas sobre el skyline de la ciudad. 

Nuevos formatos para convertirse en espacios donde vivir experiencias. Al dejar atrás la dictadura de la sala de reunión como espacio exclusivo para celebrar un evento, se abandonan un poco los montajes en escuela, banquete y reuniones al uso para poder celebrar otro tipo de eventos, con más posibilidades de personalización y de realizar activaciones como mercadillos o festivales en los jardines, ciclos de conciertos en las azoteas, pool-parties o presentaciones muy veraniegas en piscinas y zonas exteriores. 

Espacios modulables, lobbys con mobiliario a escoger según el evento… La rigidez se va dejando atrás y se va hacia una flexibilidad que abarca todo el evento. Los espacios del hotel ya se diseñan para facilitar el diálogo y el pensamiento creativo en espacios multi-flexibles, con muebles ergonómicos y menús a la carta.  Esta flexibilidad también al mobiliario, que el organizador puede escoger algunas partes del mobiliario para personalizar cada evento. Se tiende a un mobiliario distinto, colorido y de diseño, y que tiende hacia la personalización, dejando al organizador la posibilidad de elegir el aroma, las plantas, la iluminación general de la sala, etc., de forma que la experiencia abarque los cinco sentidos. 

Adiós moqueta y lámparas de araña, hola diseño de vanguardia. Tanto las grandes cadenas hoteleras como los establecimientos boutique cuidan el diseño de sus nuevas aperturas y renovaciones. Reconocidos interioristas se cuelan en los proyectos de conceptualización y decoración de los hoteles para dotarles de una personalidad y un encanto, años luz del hotel impersonal de cadena de hace años. 

Los fogones se llenan de estrellas Michelin. En el aspecto gastronómico también se han puesto las pilas y además de luchar por abrir restaurante con chef a la vanguardia de la restauración, trabajan de la mano de estos grandes de la cocina para integrar sus propuestas culinarias en las opciones de restauración para eventos. Especialmente interesante es la evolución que vemos en los coffee breaks, casi haciendo desaparecer la bollería industrial por opciones saludables, a base de ‘brain food’, esta comida sana que ayuda a pensar a nutrir la mente de los clientes y mantenerlos alerta y productivos.

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