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El riesgo que supone la IA para la creatividad es cada vez más claro

El riesgo que supone la IA para la creatividad es cada vez más claro

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Eric Mottard
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Un aviso: no somos “ludditas”, este movimiento de resistencia a la máquina de vapor en el siglo XIX, metáfora de la (peligrosa) resistencia ante la innovación. La IA ha llegado, se quedará con nosotros, crecerá, y ayudará en muchas cosas. Pero está cada vez más claro que, más que ayudarnos a crear y a pensar, nos hará menos creativos, al proponernos algo al cual el ser humano no sabe resistirse: ideas muy correctas, bien expresadas, que no requieren que pensemos. Sin duda, algunos ‘motivados’ sabrán utilizarla, completarla, cuestionarla, añadir su genio humano, y serán así mucho más creativos, pero la gran mayoría seguirá las sugerencias de esta mermelada del conocimiento humano pasado que es la IA. Y lo más probable es que tú y yo estemos en esta categoría.

Estos aprendizajes vienen de leer un artículo apasionante en el (siempre apasionante) New Yorker. Según su autor Kyle Chayka, “estudios recientes sugieren que herramientas como ChatGPT hacen que nuestro cerebro sea menos activo y nuestra escritura menos original”. El tema no es nuevo, ya vimos estudios que muestran este riesgo o hasta qué punto la pereza humana nos hace rendirnos ante la tecnología y dejar de pensar.

Dos estudios científicos nos alertan

En un experimento del MIT, 54 estudiantes se dividieron en tres grupos para escribir ensayos en respuesta a preguntas generales (por ejemplo: «¿deben nuestros logros beneficiar a otros para ser verdaderamente felices?»). A un grupo se le pidió que usara únicamente su cerebro, otro podía utilizar Google y otro ChatGPT. Durante la prueba, auriculares con electrodos midieron su actividad cerebral. Resultado: los sujetos que usaron ChatGPT mostraron menos actividad cerebral que los otros grupos, y los textos de los usuarios de chatGPT convergían en ideas similares: la IA tuvo un efecto homogeneizador.

Y es comprensible, destaca el autor: la inteligencia artificial es, en esencia, una tecnología de los promedios. Se basa en grandes modelos lingüísticos que identifican patrones en vastas cantidades de datos, y sus sugerencias tienden al consenso, tanto en el estilo como en las ideas. El resultado suele ser una redacción uniforme, cargada de clichés y lugares comunes. Justo lo contrario de la creatividad, si lo piensas.

Otro estudio, de la Universidad de Cornell, evidenció este riesgo de homogeneización. Dos grupos respondieron a preguntas sobre sus orígenes culturales, tipo «¿cuál es tu festividad favorita y cómo la celebras?». Para un subgrupo, ChatGPT les sugería palabras cuando hacían una pausa, mientras que otro subgrupo escribió sin ayuda. Las respuestas de los participantes que utilizaron IA fueron más similares. Aditya Vashistha, coautora del estudio, comparó la IA con «un profesor que se sienta detrás de mí cada vez que escribo y me dice: -esta es la mejor versión-«. Difícil resistirse…

Por supuesto, cada uno puede rechazar la sugerencia de la IA o analizarla de forma crítica, o completarla, ir construyendo sobre sus sugerencias aportando su inteligencia. Pero parece tener “un efecto hipnótico”. El ser humano piensa que sabe seleccionar, ser crítico, seguir pensando por sí mismo. La observación es que la gran mayoría no sabe resistirse.

El riesgo de la IA para un trabajo creativo es evidente

Tenemos una herramienta que propondrá opciones correctas, sensatas, aceptables, en segundos. Ante esto, ¿sabremos ser críticos ante una opción muy correcta? ¿Dedicaremos horas para pensar mejores opciones, cuando vamos corriendo siempre? ¿Sabremos no escuchar a este profesor que comentaba la autora del estudio?

Cuidado: son dos estudios indicativos, todavía en revisión en el proceso complejo de publicaciones científicas. Y segundo matiz: esto no indica que no se pueda utilizar la IA para ser realmente más creativos. Hay maneras de utilizarla como un apoyo inteligente. Solo que parece que la mayoría de los humanos la utilizan con pereza y conformismo, no con creatividad. ¡Cuida tu talento humano y no caigas en este riesgo!

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