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Unos aprendizajes de Charlie Kirk

Unos aprendizajes de Charlie Kirk

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Eric Mottard
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EEUU vive de nuevo la violencia política, una de las varias violencias que este país no consigue erradicar. Ha muerto un hombre, y por si fuera necesario (¿realmente, tan loco está el mundo que se tiene que condenar esto? ¿ya no es obvio?), este tipo de violencia es 100% injustificable y el asesinato de una persona como Charlie Kirk es una tragedia inaceptable. La democracia supone aceptar desacuerdos y recurrir a foros de debate y a instituciones en caso de desacuerdos. Pero no somos una publicación de política ni de sociedad, sino de eventos y comunicación. Así que más allá de su dimensión política y social, unas lecciones de un influencer que sin duda ha marcado su época.
  • La virtud del diálogo. No hay que compartir sus ideas para reconocer que Kirk ha desarrollado un formato poco común y muy interesante: el debate con cualquier persona que esté en desacuerdo, además en terreno ‘hostil’ (los campus americanos suelen ser más de izquierdas). Además, aunque se traten en estos debates temas sensibles, identitarios, controvertidos, conseguía hacerlo generalmente con respeto, sin insultos ni gritos. Y esta parte es digna de respeto. Es un de las tragedias de esta muerte, que parece condenar un formato de diálogo tan necesario.
  • … pero un debate algo falso. Se supone que el debate se basa en un entendimiento del punto de vista del otro. En la escucha idealmente empática. No era el caso de Kirk, poco interesado en entender o empatizar, sino en pelear y ganar. El título de su formato, “demuestra que estoy equivocado” muestra este propósito. Más que “entendámonos”, dice a la otra persona “ven a pelear”. Y Kirk no insultaba… pero su objetivo era machacar al otro, ganar, idealmente humillar. Esto no es el debate más deseable, sino que puede ser que no fomente el entendimiento sino que tense la cuerda.
  • Generando cápsulas para redes. Los políticos suelen estar detrás de su atril y lanzar sus argumentos solitos. O en el congreso, hablamos de discursos largos uno tras otro. Kirk apostaba por un formato de preguntas-respuestas muy rápidas, sobre estos temas sensibles. Y puesto que tenía un talento enorme para encontrar un argumento, un dato, o una contradicción en el contrincante, esto le permitía generar cápsulas para redes editadas en seguida por su equipo parte. Y esto es un contenido muy efectivo, mucho más convincente que si hablara solo.
  • El influencer. No hay que ser la persona más rica del mundo para decidir una elección. Kirk fue clave en la mejora de Trump en el electorado joven, permitiéndole ganar 9-13 puntos en este colectivo en los estados bisagra según ABC, algo que cambia el resultado de una elección. Sin estudios universitarios, Kirk había montado un imperio de la influencia hacia un colectivo, y si alguien dudaba de que la vida, la generación de opinión, vienen hoy en gran parte de fuera de las instituciones, es un recordatorio importante.
  • La ultranza. En esto Kirk no es una excepción, pero aprovechemos para subrayar su capacidad para chocar. Quizás en nuestra sociedad, si no chocas, eres transparente. Comparar el aborto con el holocausto es una reducción escandalosa, una ausencia total de empatía por las mujeres que han vivido esta experiencia legal y aceptada por la sociedad, comparándolas a asesinas nazis. Cada uno puede pensar lo que quiera de este tema tan sensible y puede argumentar, pero esta comparación no es muestra de diálogo sino de voluntad de chocar en una sociedad que busca el titular. En esto, Kirk era un símbolo de una época que busca la atención a cualquier precio.

Sin duda en una sociedad crispada, identitaria, tribal, el diálogo (parte esencial de lo que permiten nuestros queridos eventos) es algo que necesitaremos más. Tenemos que fomentar tiempo de debate, celebrar el desacuerdo combinado con un respeto humano. En esto tenemos que a la vez saludar lo que ha hecho Kirk, pero también sentir que sea una versión conflictiva del debate. Tendremos que mejorarla: un debate de verdad no tiene que servir para servir capsulas crujientes para redes sociales, sino para entendernos. En todo caso, RIP, Charlie Kirk, una muerte así nunca tendría que ocurrir.

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