¿Y si tu logo cambiara por una cabra? Lacoste lo hace para homenajear al GOAT

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¿Y si tu logo se convierte en una historia?
Lacoste lanzó una colección cápsula (polos, camisetas, chaquetas…) donde, por primera vez, el clásico cocodrilo desaparece y aparece en su lugar una cabra. Solo por eso, ya han conseguido que medio planeta hable de ellos. Pero lo interesante no es el logo en sí, sino lo que significa.
- El cocodrilo representa el legado de René Lacoste, tenista y fundador de la marca.
- La cabra representa a Djokovic y su carrera legendaria.
- Y el cambio, aunque sea temporal, cuenta una historia: cómo el espíritu competitivo del fundador vive hoy en uno de los mejores tenistas de la historia.
Es decir, no han cambiado un icono por otro al azar. Han hecho una reinterpretación simbólica, coherente, y con sentido. Algo que no muchas marcas se atreven a hacer.


¿Y el evento?
Pues aquí viene lo curioso: no hubo evento físico como tal. Ni rueda de prensa, ni pop-up, ni acto de presentación con influencers. Pero lo que han hecho ha tenido un impacto casi igual o mayor que muchas activaciones presenciales.
Durante el US Open, Lacoste aprovechó el momento perfecto para lanzar la campaña. Lo hizo con contenido en redes, una colección exclusiva y un gesto muy bien traído: rastrearon tuits de fans de 2010 que ya llamaban “GOAT” a Djokovic… y les enviaron piezas de la colección. ¿Resultado? Conversación orgánica, engagement real y una comunidad que se siente parte de la historia.
¿Esto sustituye a un evento físico? No. Pero sí demuestra que una buena narrativa, bien lanzada y con timing perfecto, puede convertirse en una experiencia de marca por sí sola. No por evitar el montaje de un evento, sino por saber construir un relato que se viva en directo… aunque sea desde una pantalla.
El valor está en el símbolo, no solo en el trazo
Esta campaña funciona porque respeta la esencia de la marca. No rompe, reinterpreta. No busca llamar la atención sin más, sino contar algo que conecta con el pasado, el presente y la comunidad. Ese es el punto clave: la marca no se apoya solo en un logo, sino en lo que ese logo representa.
Y eso nos deja algunas ideas clave:
- Si tu marca tiene un ADN fuerte, puedes jugar con sus códigos sin perder autenticidad.
- Incluir a tu comunidad (como han hecho rescatando aquellos tuits de 2010) no es un detalle: es estrategia.
- A veces no hace falta montar un gran show. Si tienes una historia potente y sabes cuándo lanzarla, puedes generar el mismo impacto… o más.
¿Y si más marcas se atrevieran?
¿Cambiarías tu logotipo si la historia lo justifica? Muchas marcas no se lo plantearían jamás. Pero Lacoste lo ha hecho, y no por capricho, sino porque ha sabido identificar el momento, el protagonista y el relato.
¿Han quitado el cocodrilo? No del todo. Pero lo han vestido de cabra para decirle al mundo: “esto también forma parte de nuestra historia”.
Y ahí está la clave: cuando una marca tiene claro quién es, puede permitirse casi cualquier cosa sin dejar de ser ella misma.











