2.000 km de experiencias para disfrutar del nuevo OMODA 9 SHS en un viaje que cruzó Europa
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De Madrid a Nürburgring, el viaje no se cuenta por kilómetros —que fueron muchos—, sino por los momentos vividos. Más de 2.000 kilómetros, cinco días atravesando España, Francia, Luxemburgo y Alemania, con una premisa: descubrir la capacidad del nuevo SUV Súper Híbrido Enchufable (SHS) como excusa para un viaje que unía sentidos, confort, gastronomía y cultura automovilística.
La idea de OMODA era poner a prueba ante interlocutores poco impresionables las características del nuevo modelo —por ejemplo, aislamiento acústico con doble cristal, los asientos de cuero napa con ventilación, calefacción y masaje— que convirtieron los largos tramos del viaje en trayectos ligeros. “He conducido más de 600 km y me siento como si acabara de empezar”, comentaba un participante al llegar a San Sebastián. Otro lo resumía sonriente tras cruzar la frontera: “El verdadero lujo es bajarte del coche listo para cenar después de cruzar Europa”.


Gastronomía, cultura y la belleza del paisaje, What else?
La ruta empezó en Madrid para llegar a la bahía de La Concha como primera postal. En San Sebastián, el restaurante Itzuli, en el Hotel Luze, ofreció un menú Luis Irizar por el chef Iñigo Lavado, un día después de su primera Estrella Michelin: kokotxas, chipirón en su tinta y txakoli marcaron el tono sensorial. Tras la comida, los OMODA 9 SHS visitaron los vestigios del circuito de Lasarte, inaugurado en 1923 y sede del Gran Premio de España en diez ocasiones. Historia automovilística junto al Cantábrico. Esa noche, en el Renaissance Bordeaux Hotel, una cena en el rooftop Gina con vistas a La Cité du Vin añadió un toque lifestyle.


La aventura de conducir centenares de kilómetros por paisajes y destinos inesperados
La segunda jornada rumbo a Le Mans hizo brillar los 537 CV. “Con esta potencia, adelantar es inmediato”, destacaba un invitado bordeando los bosques de La Sarthe. El almuerzo fue en L’Auberge des Hunaudières, en la recta de Hunaudières, donde prototipos del WEC alcanzaron 405 km/h hasta los años 90 (hoy 340-350 km/h). Comer allí es facing uno de los escenarios icónicos del automovilismo. Por la tarde, una experiencia única: recorrer la parte abierta del circuito de La Sarthe, deteniéndose en curvas míticas como Mulsanne o Indianapolis-Arnage; luego, visitar el circuito Bugatti y el Museo de las 24 Horas con Hervé Guyomard, director durante 40 años y testigo de ediciones desde 1949. La cena en La Réserve, un bistró gourmet que une tradición y modernidad, cerró un día inmerso en la cultura del motor.


El circuito abandonado de Reims
El tercer día cruzaron viñedos de Champagne hasta Reims. Tras almorzar en La Grange de l’Abbaye, llegó la visita impactante: el circuito abandonado de Reims-Gueux, del primer calendario de F1 en 1950. Sus tribunas y boxes, restaurados por voluntarios, son un museo al aire libre. Algunos participantes exploraron la Catedral de Reims y el mercadillo navideño, inaugurado ese mismo día.
Cita con la meca del automovilismo: Nürburgring
La última etapa llevó al grupo a Nürburgring. Además de recorrer los alrededores, disfrutaron una experiencia exclusiva: vuelta guiada en autobús por la Nordschleife, con paradas en curvas míticas como Hatzenbach, Bergwerk o el Carrousel. Solo se hacen seis visitas así al año. El clímax fue una vuelta al trazado con instructor de copiloto, guiando trazadas y frenadas, perfecta para poner a prueba el nuevo modelo.











