Del escenario al plato: así sabe “El Fantasma de la Ópera”

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El menú inspirado en El fantasma de la Ópera arrancaba con un gazpacho de remolacha con pulpo y tallarines de pepino, un guiño visual al telón de terciopelo que se alzaba cada noche para dar paso a Christine, la protagonista del musical. Como plato principal, se sirvió un lomo bajo madurado con salsa café París, un homenaje al propio Fantasma —Erik—, criado y forjado en las entrañas de la ópera, profundo y lleno de matices.
Para culminar, el postre trasladaba al comensal a la alta pastelería francesa con una reinterpretación de la clásica tarta Ópera: capas de bizcocho de almendra (joconde), ganache de chocolate, crema de mantequilla al café y glaseado brillante. Cada capa evocaba los pisos del escenario y el refinamiento de una velada operística.

La propuesta se completaba con un cóctel concebido como tributo al misterio que envuelve al protagonista. La mezcla de licor de flor de saúco, ginebra rosada, cava infusionado con té blanco y una reducción de Jägermeister buscaba convertirse en la “representación líquida de la obsesión, el deseo y la noche”, como explican desde Gourmet Catering & Eventos.
Una tendencia gastronómica al alza
Esta idea de ofrecer una experiencia culinaria a partir de una obra de teatro está bastante popularizada en las grandes ciudades estadounidenses, principalmente basadas en torno a películas. Este concepto lo traía a España el año pasado el chef Dani García en la terraza del Four Seasons Hotel de Madrid. En ella presentó ‘Dani’s Cinema Club’, una experiencia gastronómica en la que, a la par que se proyectaban taquillazos como Pulp Fiction o Mamma Mia, se ofrecía un menú tematizado. Es más, desde hace unos años la gastronomía complementa incluso exposiciones inmersivas, como en Frida Kahlo Woman Experiences, donde se podía saborear un menú de degustación mexicano. Una forma de «exprimir» cualquier tipo de experiencia y permitir disfrutarla a través de los cinco sentidos.









