Golf celebra su 50 aniversario con “La Gran Golfada”
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Para poder acceder a este evento solamente había una condición: acceder al aeródromo con un Golf. En total, más de 2.000 personas acudieron a La Gran Golfada en 700 modelos de todas las generaciones, que han viajado desde diferentes puntos de España, algunos con hasta 500.000 kilómetros recorridos. ¿Por qué escoger Segovia como ubicación para organizar esta curiosa fiesta de cumpleaños? “Porque para nosotros la historia del Volkswagen Golf es la historia de un viaje” señala Fernando Godoy, CEO de Sr. Goldwind. “En un viaje se comparten muchas historias, muchas aventuras y se genera una sensación de evasión que no hubiéramos conseguido celebrando el evento cerca de una gran capital urbana.”
A través de un call to action mediante emailing y a través de la web de inscripción al evento, desde la agencia solicitaron a los asistentes que les contasen sus historias con sus Golf, de entre las cuales escogieron las mejores para ser compartidas durante La Gran Golfada. Este es el caso de Carlos Gascón, que viajó desde Martorell con el Golf II negro del 88 que perteneció a su padre y que recuperó tras 20 años de intensa búsqueda. Abel Miravalles llegó desde Asturias con el Golf II de sus sueños de niño, que compró a su maestro de la escuela. Samuel Fernández presumió de un Cabrio rojo del 86, que volvió a poner en circulación después de una larga aventura. Por su parte, Mathias Ghral explicó cómo logró hacerse con un Golf I azul que le obsesionó desde que tuvo una miniatura de Matchbox en la infancia y que finalmente fue el coche de su boda. Y Julia Sánchez llegó con su marido, a quien conoció tras venderle su Golf V hace 17 años.
A través del concepto de la campaña, “Forever”, se trataba de demostrar que Golf es más que un coche: es un estilo de vida, una forma de ser. Para demostrarlo, durante La Gran Golfada tuvieron lugar las actuaciones en directo de DJ Nano, el grupo Pignoise, el flamenco fusión de Pepe y Vizio, y sesiones con Dani del Lío y los DJ Ardiya y Kike Verdeal. En el aeródromo también se instauró un estudio de tatuaje para grabarse en la piel un recuerdo del evento y permanecer para siempre en los asistentes, un espacio para sacarse fotos e inmortalizar el momento o para realizarse una caricatura.