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Hermès Mystery at the Grooms’, para los que creen que el escape room es un formato demodé

Hermès Mystery at the Grooms’, para los que creen que el escape room es un formato demodé

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Cristina Munoz
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Hermès Mystery at the Grooms’ ha sido la fascinante experiencia creada por la marca francesa en Nueva York que supera en ingenio a tantas acciones habituales en estas fechas especialmente aspiracionales... es lo que tiene la magia del verano. La idea y el formato no pueden ser más básicos: jugar con el lujo y el misterio. "¿Qué pasaría si Clouseau tuviera un Kelly?" Pasaría que nunca querrías escapar de esta ‘room’.

«Misterio en los Grooms», ubicado en el Muelle 36 de Manhattan, reta a los visitantes a encontrar los caballos desaparecidos en la residencia resolviendo el misterio a partir de las glamurosas pistas que deben encontrar en cada una de las seis habitaciones de la instalación.

Cada uno de los espacios es mágicamente teatral e inmersivo en una presentación delicada de las piezas de Hermès. Los visitantes pueden fácilmente descubrir Birkins y Kellys entre zanahorias y fardos de frondoso heno en la despensa. En el comedor, exquisitos platos de manjares giran lentamente en torno a la porcelana de Hermès, apilándose al estilo de Alicia en el país de las maravillas. El dormitorio, puro espíritu de la marca, las telas simplemente hipnotizan y sillas de montar y botas salpican las paredes. En la instalación nada se deja al azar, y el hilo conductor del guion te lleva a comprender los 16 oficios de Hermès: cuero, seda, prêt-à-porter y más. Porque, según afirma Pierre-Alexis Dumas, director artístico de Hermès, “Jugar significa estar juntos. Jugar es movimiento, libertad, imaginación, fantasía, ligereza…”.

En este juego, los caballos perdidos están escondidos en los lugares más insospechados: algunos requieren contraseñas, otros tener buena vista, y otros, pequeños juegos de inteligencia. Los visitantes que localicen a todos los equinos se llevan premio tras una fascinante hora de búsqueda, que es el tiempo que dura el juego.

Si piensas que este derroche de estilo y experiencia sensorial de marca estuvo reservado para algunos pocos y escogidos influencers, te equivocas: el evento fue accesible, abierto al público de forma gratuita durante los últimos diez días de junio, y curiosamente, dirigido a un amplio espectro de edades, incluidos niños a partir de los 7 años… El efecto aspiracional de un universo tan inaccesible como el de Hermès al alcance de la mano es probablemente la gracia al final de este efímero pero mágico evento.

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