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La Despensa convierte el Burning Man en el team building absoluto

La Despensa convierte el Burning Man en el team building absoluto

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Una agencia de 50 personas hace un evento para todo su equipo. ¿Team building a las afueras de Madrid? Pues no para La Despensa, que decidió llevarse a todo su equipo a lo que podría ser el evento-festival más innovador del planeta, un verdadero fenómeno que rompe todos los esquemas: el Burning Man. Recogemos el testimonio de Miguel Olivares, fundador de la agencia sobre la experiencia que supuso para su equipo. Y de paso sacamos unos aprendizajes de este eventazo.

Ante todo, era un cumplimiento de palabra, nos cuenta Miguel. Hace siete años en el Burning Man, tomando una Coronita encima de una caravana con su socio Javier, se dijeron “un día tenemos que traer aquí toda la empresa”. Los socios fueron cada año, con acompañantes diferentes y, al contar cada año a su vuelta al equipo lo que es la experiencia del Burning Man, las ganas en el equipo crecieron a lo loco. Pero cuidado: no es una experiencia fácil y de éxito garantizado, con 40 grados de día y 4 de noche, posibles tormentas de arena (¡una llegó a durar 32 horas!)… pero según comenta Miguel, todo esto no es nada comparado con la parte humana, la energía y la generosidad de este evento.

¿Cómo funciona el Burning Man? Este ‘festival’, aunque la palabra reduce un evento tan atípico, tiene lugar en el desierto de Nevada, donde se monta una ciudad efímera en la cual se congregan durante una semana unos 70.000 asistentes. Sus promotores lo definen como “un experimento en comunidad de autoexpresión y autosuficiencia radical”. La gente vive en caravanas y de forma totalmente autosuficiente y colaborativa (no hay tiendas, no hay dinero). La gente comparte, y esto cambia las relaciones entre los participantes a un evento donde se vive, según Miguel, “la economía de la generosidad”.

El ambiente de comunidad se crea desde la entrada. “Tardas 10 horas en entrar… pero desde la entrada se establece un ambiente increíble, con gente bailando, tomando copas, bailando con un hulahop, o incluso celebrando el cumpleaños de uno de los asistentes…”. Bienvenido al Burning Man.

El evento cuenta con un programa, pero los asistentes solo lo descubren a la entrada del evento; uno no va a ‘consumir productos culturales’ definidos sino a vivir una experiencia. Durante la semana alternan las animaciones artísticas de todo tipo. Según Miguel, “no vas al festival, sino que vas a hacer el festival, proponiendo tus actividades y viviendo el evento como quieras”. En algún momento vas a meditar en un templo, una experiencia espiritual intensa en la cual mucha gente llora, según Miguel; en otro creas o vas a ver arte; o montas tus propias actividades en las cuales puede participar la gente.

¿Qué hicieron? Allí La Despensa creó un ‘camp’, es decir un grupo de gente con una identidad clara en el plano. Para ello había que presentar un proyecto a los organizadores. “Dijimos que íbamos a traer el duende de España al desierto, y crear el camp paella-cosmos donde podías comer paella y beber el cosmos. Así que cada día, hordas de gente venían a comer paella y cada miembro del equipo de la Despensa, desde el director financiero hasta los copy, hacían paella por turnos. Luego estaremos bailando y disfrutando en otros sitios, pero a las 15.00, era sagrado, todos en nuestro camp recibiendo la gente. Creamos así relaciones increíbles con la gente. Otros camps montaron otras actividades, desde uno de cuidado dental donde te podías cepillar los dientes con 50 cremas diferentes hasta otro que ofrecía un macaroni and cheese increíble.

Cada día, el equipo de comunicación de La Despensa informaba en la caravana de las cosas que harían durante el día. Cada uno podía ir a su bola… pero muchas experiencias se vivieron en común entre miembros del equipo.

¿El equipo habla de trabajo? Para nada. Según Miguel la experiencia es tan increíble que no se habla de trabajo. De hecho, la gente tenía móvil y había unos puntos con wifi, pero lo importante es vivir la experiencia. De hecho la muy social Despensa no difundió su experiencia en redes desde allí.

El becario. La agencia también invitó a un “becario”, tras hacer un concurso en el cual la gente podía enviar un vídeo explicando lo que podían aportar. Un tatuador de Suiza ganó y se fue con el equipo a EE UU. “Disfrutó el que más. De hecho, para agradecer, tatuó a 30 personas de la agencia, con algo que les inspira”. Un teambuilding que deja huella de verdad… (Sentimos el juego de palabras, ¡imposible resistir!). Y como aprendizaje, traer alguien de fuera en un grupo puede aportar también mucho.

¿Y al volver al trabajo, qué? “A nivel de cohesión de equipo, es un 10” dice Miguel. ¿Y a nivel de impacto creativo, de la regeneración de ideas que podemos imaginar en un espacio así? “Un 10 también… Encuentras ideas nuevas por todas partes y no hablamos solo de las ideas grandes, sino de un textito que podrás ver en un puestecito de madera”.

De hecho el evento sigue viviendo en la agencia, que ha instaurado el Burning Friday, en el que la gente viste como quiera, sea con tutu o con cabeza de unicornio, etc. La experiencia sigue viva.

¿Aprendizajes para eventos? “Es un campo de experimentación social brutal. Y sacas ideas que puedes aplicar. Por ejemplo en XO de Beefeater, aplicamos la idea de la absoluta libertad, poco común en eventos de marca: una compañía de teatro ofrecía una experiencia por todo el teatro, y cada uno se hacía su evento propio. Si quieres estar toda la noche en la carnicería bebiendo cócteles rojos, así lo haces. El organizador ya no intenta controlar la experiencia del asistente”. De hecho esta idea de libertad tan importante en el festival se aplicó en el equipo de La Despensa también: “Está claro que cada uno hace lo que quiera, que todo es aceptable. Y con Javier, hemos organizado esto pero sobre todo hemos asegurado que se les mantenía su absoluta libertad”… algo que pocos teambuildings ofrecen.

¿Logística? El equipo se llevó todo: un camión frigorífico se llevó la comida colectiva, y luego para su propia comida cada caravana se hacía la compra. Además el equipo de producción definió elementos a llevar y montar in situ. Por ejemplo, cada uno llevaba en su maleta una malla a combinar con las de otros miembros, conformaría el techo del camp. Se calculó también la potencia eléctrica necesaria (generador); se hicieron cuadrillas de ducha, de toldo, de comunicación, timing…

Ahora el post. Si bien el equipo no difundió su experiencia desde allí, se está preparando un post chulo: el director de cine Juan Rayos se incorporó al grupo, y está haciendo el vídeo, que se proyectará en un cine.

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