Nada es imposible cuando se es creativo, y serlo en un evento es un plus
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Con la idea de crear una interesante sinergia, en el marco del 42º Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona, el pasado lunes se inició en Monvínic la «Kurt Rosenwinkel Monvínic Experience»; ayer se realizó el «DownBeat Blindfold & Winefold test» en el que Dan Oullete y Chucho Valdés compartieron entrevista y blindfold test, y esta noche tendrá lugar el «Blue note, días de jazz y vino».
¿Cuál era el reto? Reunir a los vignerons con sus consumidores en una cata que les dejara un buen sabor de boca. ¿Pero cómo describir las propiedades, las virtudes de cada uno de ellos? ¿Cómo hacerlo cuando en realidad es una cuestión de sentidos? Poniendo música a las sensaciones. Y de esta forma el genial Rosenwinkel se vio improvisando seis piezas, cada una de ellas dedicada a cada uno de los vinos procedentes de Costers del Segre, rías Baixas, Penedés, Priorat, Málaga y Jerez, que los invitados disfrutaban al tiempo que el vino, en una ambiente íntimo que invitaba a dejarse llevar.
Esta experiencia sirvió para apreciar que, de la misma forma que la música genera una simbiosis entre el artista y el oyente, también el vino posee la virtud de unir sensitivamente a la persona que crea el vino con quien lo prueba. Las deliciosas descripciones por parte de los vignerons de sus respectivos vinos terminaron por rendir a un público ya entregado.