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¿Pagarías 4.000€ por un cuadro hecho por IA? La subasta de Nil Ojeda

¿Pagarías 4.000€ por un cuadro hecho por IA? La subasta de Nil Ojeda

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¿Te imaginas pujar por arte hecho por IA y descubrir al final que detrás había cuatro artistas llamadas Ia? Esto es lo que ha pasado en el Drop 023 de Nil Ojeda, con la campaña Arte hecho por IA, una acción que empezó como una subasta de cuatro cuadros supuestamente generados por inteligencia artificial y terminó siendo un experimento sobre prejuicios, viralidad y narrativa. En solo cuatro días, la web de Milfshakes recaudó cerca de 9.650 euros, incendió las redes y dejó al descubierto cómo reaccionamos cuando la palabra IA aparece mezclada con arte y dinero.

Acto uno – La promesa de arte hecho por IA

El punto de partida fue sencillo y muy calculado. Nil anunció un nuevo drop en su marca Milfshakes, presentada como Arte hecho por IA. Para dotar al proyecto de credibilidad, contó con la colaboración de Eva Hache, que protagonizó un vídeo grabado en una galería real.
En ese primer contenido no se mencionaba nada sobre juegos de identidad ni pistas ocultas. Se planteaban preguntas incómodas. Qué es el arte cuando la obra no tiene alma. Si la emoción es algo exclusivamente humano. Si un algoritmo puede generar algo que merezca estar colgado en una pared.
La puesta en escena era seria y buscaba una reacción inmediata. Situaba el proyecto en un marco cultural legítimo y preparaba al público para tomar partido.

Acto dos – La subasta y el incendio en redes

Del jueves 13 al domingo 16 de noviembre, la web de Milfshakes acogió una subasta ciega de cuatro cuadros físicos. Cada persona podía pujar sin saber qué ofrecían los demás.
Mientras las pujas subían, en redes estalló una tormenta. X y TikTok se llenaron de mensajes que acusaban a Nil de despreciar el arte y aprovechar la moda de la IA para hacer caja. Muchos asumieron que las piezas eran simplemente imágenes generadas por ordenador y transferidas a lienzo.
Nil y su equipo optaron por el silencio. Ninguna aclaración, ninguna defensa, ninguna respuesta. El silencio funcionó como combustible. Cuanto mayor era el enfado, más lejos llegaba la historia.

Resultados de la subasta

UNPLANNED — 4.000 €
OVERLOAD — 2.100 €
AT ONCE — 2.000 €
WHAT REMAINS — 1.550 €

Acto tres – La revelación y las cuatro Ia

Cuando la subasta terminó, Nil lanzó la bomba final. Publicó un segundo vídeo, de estilo making of, donde aparecía de nuevo Eva Hache para explicar lo que realmente había pasado detrás del drop.
Eva comenzaba aclarando un dato sorprendente que, hasta ese momento, nadie había relacionado con la campaña. En España existen 218 mujeres registradas oficialmente con el nombre Ia. Ese detalle era la pista que sostenía todo el concepto. IA no era solo inteligencia artificial. También era un nombre real.
A continuación, el vídeo mostraba a las cuatro artistas que habían participado en el proyecto. Se veían sus documentos de identidad y sus nombres completos. Ia Barba, Ia Dolçet, Ia García e Ia Ruiz.
El cierre del vídeo dejaba la jugada perfectamente definida. Dijimos que estaba hecho por IA, y no mentimos.
La revelación no desvelaba un truco técnico, sino una jugada lingüística. El proyecto no buscaba engañar sobre el método de creación, sino evidenciar hasta qué punto interpretamos la palabra IA desde prejuicios y expectativas cargadas de debate público.

El impacto del plot twist

La revelación no solo cerró la historia. La transformó.
Primero desactivó la crisis. El enfado que dominaba las redes se convirtió en sorpresa y aplausos. Muchos usuarios que habían criticado el drop como una burla al arte entendieron que, en realidad, estaban ante un ejercicio de reflexión sobre cómo interpretamos la creatividad en tiempos de IA.
Después superó expectativas (Over-delivery). Quienes pensaban haber comprado una simple pieza vinculada a la inteligencia artificial descubrieron que lo que recibían era una obra física única, creada por un equipo de artistas reales con una identidad conceptual sólida detrás.
Y, además, humanizó la marca. En un momento saturado por la tecnología, la narrativa colocó en el centro a cuatro mujeres artistas cuyo nombre mismo era el detonante del experimento. Milfshakes no habló de algoritmos, sino de personas. No habló de automatización, sino de identidad.

Las pistas que estaban ahí

A pesar del debate, la campaña nunca mintió desde el punto de vista legal. En las bases de la subasta se explicaba que IA era una identidad artística conceptual, no una indicación técnica del proceso creativo.
La mayoría pasó por alto ese detalle. El experimento reveló cómo funciona nuestra atención en la era digital. Opinamos antes de leer. Reaccionamos antes de analizar.

Un experimento que redefine cómo contamos, percibimos y valoramos la creatividad

Arte hecho por IA no fue un proyecto sobre tecnología, sino sobre cómo miramos la tecnología. Nil utilizó una palabra cargada de expectativas para exponer nuestros prejuicios y para demostrar que una buena narrativa puede transformar un drop en un momento cultural compartido.
Para el sector de los eventos, deja una lección clara. La experiencia no es solo lo que sucede en el espacio físico, sino también todo lo que se genera alrededor. La conversación previa, el conflicto, el giro final, la lectura colectiva. Cuando relato, concepto y ejecución se alinean, el impacto se multiplica.

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