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Telefónica en el MWC, gamificando en su stand más vivo y emocional

Telefónica en el MWC, gamificando en su stand más vivo y emocional

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Un año más, Barcelona volvió a ser la capital mundial de la tecnología móvil con la celebración del Mobile World Congress. Un evento que nos interesa por partida doble: no solo para estar al día de la tecnología que, quizás, en breve podremos aplicar en nuestros eventos, sino que es toda una fuente de inspiración de cómo las marcas sacan toda su artillería para impactar y destacar en una feria que es casi un espectáculo en cada stand. Grupo eventoplus estuvo en Fira Gran Vía recorriendo los pasillos de este punto de encuentro de tecnológicas más punteras para traerte una crónica con los mejores stand y puestas en escena. Abrimos la veda con el caso de Telefónica, que una edición más contó con la agencia EDT para conceptualizar y dar vida a un stand que este año se desmarcó de la omnipresencia del tech power con el toque humano de la conexión entre personas.

Para conceptualizar el stand se aprovechó que este año la feria se enfocaba en la temática de la conectividad inteligente -aquella que permite experiencias más personalizadas y contextualizadas- pero al mismo tiempo poniendo el foco en que son los usuarios, las personas, quienes le dan valor y sentido al integrarlas en sus vidas. La agencia partió de la importancia de las personas para diseñar una experiencia que girase en torno a ellas, subrayando el valor que da Telefónica a sus usuarios y clientes, ya que la tecnología sin ellos no tiene sentido. 

Inspirándose en la filosofía del icónico arquitecto Alvar Aalto, se diseñó un espacio humanizado, habitado por formas orgánicas y materiales naturales donde la tecnología estaba presente para conectar con las personas. Un stand inteligente que funcionaba como un organismo vivo, capaz de responder a lo que sucedía en cada momento de forma intuitiva e inmediata. Una “piel de luz” que respiraba, te seguía y te escuchaba.

La vida en la piel de su estructura principal se manifestaba a lo largo de tres momentos bien diferenciados. En primer lugar, cambiaba de color en función de los perfiles de los visitantes que interactuaban con las demos presentes en el stand, generando una retícula de cuatro colores. En segundo lugar, las paredes respondían a la presencia de las personas reflejándolas y dibujando su silueta y, finalmente, reaccionaba a todo acontecimiento importante que ocurriese en el ágora, el espacio de encuentro del stand donde se desarrollaron presentaciones, demostraciones y otras muchas actividades.   

El recorrido por el stand, toda una experiencia gamificada 

Para animar al visitante a participar activamente en las activaciones del stand y recorrer sus diversas zonas, la visita al espacio de Telefónica se ideó como una experiencia interactiva a través del de juego. A los visitantes se les facilitaban unas pulseras con sistema NFC (tecnología inalámbrica de corto alcance) que les permitían responder de una forma rápida y dinámica a los diferentes temas tratados a lo largo de las diversas secciones del standAdemás, gracias a ellas el stand iba creando el perfil del asistente a través de las preguntas que iban contestando en cada tótem para, en la experiencia final, ofrecerles el perfil definitivo, cada uno asociado a un color.

Las pulseras constituyeron el nexo humano que vehiculaba toda la estructura, y las que permitían generar las preguntas relevantes tras cada demo. Una de las claves fue dejar que el visitante recorriera libremente el stand pasando por las demos que más le interesaban e interactuando según sus intereses, sin un recorrido previo marcado. Tras cada demo solo se le pedía que respondiera a unas sencillas preguntas sobre la conectividad y privacidad en su día a día. Una vez completado el recorrido y contestado a todas las preguntas, el asistente se dirigía a un último tótem para escanear en él su pulsera y dar paso a la experiencia final, el momento más espectacular y emocional: aquel en el que la persona conectaba realmente con Telefónica. 

Al escanear su pulsera recibía un mensaje de la pantalla informándole de un pequeño resumen de su visita: tiempo de interacción en el stand, número de demos en los que había actuado, número de visitante y el resultado final, que categorizaba al invitado a través de todas las preguntas contestadas.

A continuación, se les pedía que apoyasen su mano sobre una señal del tótem. Y cuando la estructura sentía la mano, en función del perfil, todo el stand se iluminaba del color del mismo. 

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