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Un incentivo en África, ¡Hakuna Matata!

Un incentivo en África, ¡Hakuna Matata!

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Somos conscientes de que estamos confinados en nuestras casas y viajar es un lujo del pasado... pero eso cambiará, y volveremos disfrutar de incentivos por el mundo. Nos hacía ilusión recordar el incentivo africano que diseñó la agencia Ratpanat, y que publicamos en nuestro último número de eventos Magazine. Dicen que un viaje a África te cambia para siempre, por lo que vives, ves y sientes allí… ¿quieres saber más?

Primera toma de contacto con África. Llegada al aeropuerto de Kilimanjaro, recepción y bienvenida, traslado al hotel de Arusha para descansar. La toma de contacto con África se hizo en el colorido mercado de Arusha donde les esperaba una actividad: hacer la compra en el mercado local. “Fue una experiencia muy divertida en un ambiente totalmente diferente, ¡un mercado africano!”, señalan de la agencia.Divididos en dos equipos, el objetivo era que los participantes trajeran los alimentos para el menú propuesto por el chef con un presupuesto ajustado. Por lo tanto, tuvieron que introducirse en el mercado local a negociar con los vendedores y comprar los productos necesarios para la elaboración de la comida para todo el grupo.

Empieza la aventura por el Cráter del Ngorongoro. ¡Llegó el momento de adrenalina! Salida con los guías y los vehículos 4×4 (Toyota Land Cruiser) dirección al Cráter del Ngorongoro. Llegaron al mediodía a la Caldera del Ngorongoro para el
primer safari. Ninguna reserva ofrece un espectáculo tan grandioso como esta caldera volcánica de 600 metros de profundidad y 20 kilómetros de diámetro que contiene la mayor concentración de vida salvaje de África. Un espectacular paisaje, habitado por más de 40.000 pastores Masais, dominado por el Valle del Rift y los nueve volcanes de Ngorongoro que se iniciaron hace más de 4 millones de años. El único volcán actualmente activo es el de Oldoinyo Lengai, la montaña de Dios para los Masais. El cráter del Ngorongoro, gigante volcán que en su época quizá fuera más alto que el propio Kilimanjaro, deja pastar en su interior a miles de ñus, cebras, búfalos, gacelas, leones… que al contrario que en el Serengueti, no migran debido a la continua presencia de agua en la zona.

Tercer día: trekking Olmoti. ¿Uno de los retos más excitantes de esta aventura? Ascender a más de 3.000m de altitud. Salieron hacia el cráter del Olmoti para hacer el trekking hasta su cima. El Cráter Olmoti es el tesoro oculto de Ngorongoro. Su interior es una meseta pantanosa y fértil que los masais aprovechan para llevar a su ganado de manera ocasional durante la estación seca. Las zonas de subida, aunque no resultan muy fáciles, aparecen cubiertas de unos inmensos bosques que se extienden hasta la cumbre a una altitud de 3.100 metros. Fue un apasionante recorrido, acompañados por un masai que les guió a través de la naturaleza hasta el cráter, y un ascenso por el que fueron identificando huellas de animales e incluso tuvieron la suerte de avistar algún animal salvaje de la zona.

Visita al Parque Nacional Serengeti. Abandonaron el Área de Conservación del Ngorongoro para entrar en el Parque Nacional del Serengueti. Comenzaba el safari rumbo al próximo alojamiento con un cambio de paisaje total: de la zona montañosa y de volcanes empezamos a adentrarnos en la conocida “llanura sin fin”. Los mejores safaris, o al menos con mayor probabilidad de presenciar escenas de caza, tienen lugar al amanecer, cuando la sabana se despereza y los animales nocturnos están aún activos, y al atardecer. Dedicaron estos momentos a buscar a los big five: leones, búfalos, elefantes, rinocerontes y leopardos. Además de estos protagonistas, por sus extensiones asoman todo el año grande manadas de herbívoros, siempre alerta ante la entrada en acción de un guepardo o una manada de leonas. Por la noche, descansaron en uno de los mayores santuarios de fauna salvaje del planeta y durmieron en la ‘llanura sin fin’. Sus paisajes responden a la imagen mítica de África: grandes espacios, cielos de un azul profundo salpicados de nubes, de amaneceres frescos y atardeceres de fuego, y de noche, un despliegue único de estrellas.

Otro safari de tarde. Llegada a Pumzika Safari Camp. Los viajeros vivieron aquí la experiencia de dormir en un tented camp en mitad de la sabana. ¿El alojamiento? Tiendas de campaña con todo tipo de detalles, situado en la zona Premium de Seronera, lejos de poblaciones y carreteras y situado entre las dos manadas de leones más grandes del parque. Cena en la mess tent y copas en el fuego de campamento. Una de las experiencias mágicas de un safari es sentarse alrededor del fuego, y hablar de lo vivido durante estos días de viaje. “Es una oportunidad para fomentar el engagement del grupo hacia la empresa y fortalecer las relaciones del equipo”, señalan desde la agencia.

¿Cocina en el Bush? Una actividad Wow! Se trata de cocinar en la sabana con cocinas muy elementales. Un hornillo, unas herramientas de cocina y poco más. A los equipos se les facilitó instrucciones sobre el funcionamiento de una cocina móvil de safari y se distribuyeron a los equipos para la preparación de las comidas. “Es una actividad que fomenta el trabajo en equipo y la competitividad, así como el ingenio. Nuestra tripulación eran los jueces de esta prueba”, nos señala la agencia. Por la tarde siguieron de safari por la “llanura sin fin” que es lo que significa Serengueti en lengua Masai, antes de regresar al alojamiento para la cena.

Comida en el Lago Manyara. Llegaron a la hora de la comida al Lago Manyara, donde comieron en un sitio muy especial, dentro de una plantación de banana; fueron recibidos por la “mama africana”, una señora local que deleitó con una comida típica de la zona en su casa convertida en restaurante al aire libre. Esta actividad surge del compromiso de Ratpanat con las comunidades locales y tiene por objetivo empoderar a la mujer africana y contribuir a su sostenibilidad. Por la tarde, safari por el Lago Manyara. Conocido por sus leones trepadores de árboles, los insectos como la mosca tse-tsé así como los miles de flamencos que habitan en la orilla del lago, y sus árboles plagados de babuinos y mandriles. También es posible observar manadas de elefantes, búfalos, cebras, jirafas, ñus, antílopes y cobos acuáticos, hipopótamos, cigüeñas, marabúes, rinocerontes y más de 400 especies diferentes de aves.

Actividad RSC: conocer la ONG Shanga. Para terminar el viaje, llegada a Arusha. De camino pasaron a visitar la ONG Shanga, con el objetivo de formar a niños y adultos con diferentes discapacidades físicas reciclando vidrio, papel y aluminio que obtienen de los establecimientos hoteleros. Con estos materiales hacen bisutería con abalorios, cristalerías y mantelerías que podremos comprar. Y para terminar, cena de despedida amenizada por un grupo de música local. “Nos sentimos Masáis por esa noche, ya que es una fiesta de disfraces tribales”, nos señala la agencia.

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