Skip to content
General · Madrid

Un incentivo por Marrakech, la tierra del Magreb que enamora

Un incentivo por Marrakech, la tierra del Magreb que enamora

Compartir noticia

Escuchar

eventoplus
10 ideas que nos dejan las agencias sobre este 2023 20 años después: el evento más movilizador del c de c Royale by Shoot, un nuevo espacio lleno de luz en el centro de Barcelona
Por Gala Alberdi Esta joya de Marruecos es sin lugar a dudas, un destino fascinante para organizar un incentivo. Grupo Pacífico preparó un programa para enamorar (literalmente) a un grupo de directivos de la compañía Fluidra. Una experiencia con un ritmo visual y sensorial muy intenso… colores, palacios, aventura en el desierto, jardines árabes, y descansos en riads fueron los protagonistas del viaje durante cuatro días.

Primer contacto con Marrakech: Hotel La Mamounia, Palacio Stylia y la ceremonia del té. El grupo salió desde tres puntos diferentes: Madrid, Barcelona y Lisboa con destino a Marrakech. Una vez en tierras morunas, tuvieron su primer contacto con el destino en el icónico Hotel La Mamounia, donde se realizó el almuerzo en el jardín de naranjos que alberga en su interior, disfrutando de un buffet como primera toma de contacto con la gastronomía Marroquí.

Tras el mismo, fueron a disfrutar de una panorámica de la ciudad. Marrakech se encuentra dividida en diferentes zonas. La zona de Gueliz donde los franceses instalaron sus casas y negocios durante el protectorado, es hoy la zona moderna de la ciudad. También la zona del Palmeraie, que miles de palmeras convierten en el lugar más parecido al desierto del sur de Marruecos. Y por último, visitaron la Medina, la parte más antigua de la ciudad, la zona de actividad frenética. Por la noche, traslado en Calesas hasta el Palacio Stylia, situado en plena Medina, donde fueron guiados/custodiados por un grupo de “Hombres de Azul” que con sus antorchas iluminaban las oscuras calles hasta la llegada al palacio. En el interior del mismo, se encontraron con una casa señorial decorada con lujosos materiales y decoración de estilo árabe: manteles bordados, vajillas con hilo de oro y cubertería de plata al estilo árabe. Durante la cena disfrutaron de música en vivo de ambiente andalusí y la actuación de danzarinas del vientre.

La belleza de los monumentos y jardines árabes. Arrancaron el segundo día con una visita monumento de la ciudad, cargada de misticismo y de encanto, donde se une el tipismo del sur de Marruecos con la sofisticación implantada por los franceses. La visita monumental incluyó los jardines de la Menara, el minarete de la Koutoubia, el palacio del Bahía, Medersa Ben Youssef y los jardines de Yves Saint Laurent, con una visita privada para el grupo. Tras el recorrido, almorzaron en el restaurante Al Baraka (significa fortuna), situado en plena Plaza de Jmaa el Fnaa. El almuerzo se basó en platos típicos de la ciudad y del país (este restaurante se caracteriza por la autenticidad de su cocina y guarda la esencia de la más pura cocina marroquí).

Por la tarde, visita por los zocos. El recorrido se compuso de ‘La Esencia’, por el barrio de las especias, donde cualquier rincón es mágico, y los remedios que se utilizan son milenarios y donde descubrieron la esencia de Sheherezade, la ‘Lámpara de Aladino’, una vez en el barrio de los orfebres observaron cómo los artesanos realizan objetos en hierro forjado; y ‘La Baraka’. “Son muy curiosos porque se realizan con un torno que se mueve con la acción de los pies del artesano”, nos señala Josep Llobet, director de eventos de Grupo Pacífico. Para finalizar, visitaron un riad donde experimentaron la ceremonia del té, un auténtico rito y arte que aprendieron de la mano de expertos locales. Ya por la noche, una cena en el restaurante Jad Mahal, con una cocina estilo ‘nouvelle cuisine’ marroquí, donde disfrutaron del espectáculo de bailarinas del vientre y acróbatas con fuego así como de la posterior fiesta privada para el grupo amenizada por una orquesta que incluía música variada.

Aventura en el desierto Bereber y acción de RSC. El penúltimo día comenzó fuerte: gincana 4×4 por los pueblos bereberes con vehículos todoterreno personalizados, de modelos tipo Toyota Landcruiser, Mitsubishi Pajero o Volswagen Tuareg. A cada equipo se le entregó un cuestionario con preguntas de la zona, del país o de la empresa, nevera con bebidas y frutas, set de frutos secos y dátiles, mapa de la zona, y cámara digital. Aquí comenzó la aventura. Tomaron los vehículos para realizar una gincana alrededor de los pueblos bereberes de la zona. “Para ganar la prueba, debían rellenar el cuestionario mediante las paradas durante la ruta y preguntar a los habitantes de la zona, además de realizar fotografías”, añade Llobet. Hicieron una parada en casas bereberes donde fueron invitados a tomar un té con la familia.

Llegada al restaurante Kasbah Beldi donde disfrutaron de una barbacoa en un paraje único. Al finalizar el mismo, volvieron a subir a los 4×4 para disfrutar de las pistas del desierto de Agafay y, aprovechando la ruta, visitaron la cooperativa de mujeres de Argán, donde pudieron aprender todo el proceso manual del famoso aceite de Argán. Nuevamente en los 4×4 tomaron rumbo al campamento, situado en un lugar privilegiado del desierto, expresamente montado para el grupo. La bienvenida fue amenizada con un grupo local que les acogió deleitó con cantes y bailes tradicionales. Al entrar en sus jaimas, descubrieron que tenían unas chilabas tradicionales, que tenían que vestir para la cena de despedida. Cuatro pasillos de jaimas lujosas a derecha e izquierda conformaban la parte del alojamiento (a la entrada). Al fondo, se encontraban las zonas comunes, espacios abiertos totalmente alfombrados y con vistas del Atlas. La carpa principal, utilizada como restaurante, ataviada con mesas de gala dio cabida a la cena de despedida.

Al finalizar la cena, se sorprendieron con unos malabares y equilibristas que hicieron un espectáculo difícil de olvidar… y tras este show show, comenzaron los faquires con sus fuegos que hicieron que la noche se volviera más cálida. Antes de finalizar su show, con letras de fuego dibujaron el logo de la empresa, destacando en la noche y con las montañas del atlas como fondo. Una cantante y un guitarrista, traídos directamente desde Cádiz, amenizaron a los clientes en la apertura del open bar. Tras descansar en las jaimas, pudieron desayunar en el campamento antes de trasladarse directamente al aeropuerto para regresar a los puntos de origen.

Noticias relacionadas

Ver todas las noticias